A los interpretadores oficiales de mis sueños, que son varios repartidos por la geografía insular, les interesará quizá conocer el último, muy repetido. En las más inmediatas noches me despierto, ciertamente despavorido, porque no recuerdo dónde he dejado aparcado el coche. Este sueño me causa no poca zozobra, porque compruebo que a lo largo de mi vida he estacionado y olvidado varios automóviles en lugares ignotos y, al no hallarlos, he de comprar otro y otro, con lo que mi parque particular de vehículos se hace enorme. Pero yo no los disfruto porque los he perdido. Sólo una vez encontré uno, un viejo "Lancer" que compré de segunda mano en el año de la pera y que hallé, cubierto con una lona, en un garaje de la casa de mi abuela. Otro imposible, porque la casa de mi abuela Rosa no disponía de garaje. Pero el encuentro con el viejo coche me produjo notable alivio, así que decidí no despertarme para, al menos, poder dar varias vueltas por la ciudad en la que nací, antes de volver a la cruda perturbación de los coches perdidos.

El último auto que he extraviado, naturalmente en sueños, ha sido un "Pagoda", que le vendí a mi amigo Chicho Miranda hace muchos años y que más tarde él traspasó a un extranjero, que lo hizo desaparecer porque hemos seguido la pista y ya no existe. Aprovecho para desear a Andrés una feliz recuperación. Casi al final del sueño creí dar con el "Pagoda" porque su maletero sobresalía un poco de la hilera de coches estacionados en un aparcamiento. Pero cuando me acerqué comprobé, con tristeza, que no era el TF 53.000. El aparcamiento estaba situado en un gran descampado, en medio del cual -en el colmo del disparate- se encontraba el edificio del parador nacional de El Hierro, que los empleados desalojaban de muebles y otros enseres. No sé si era una premonición.

3.- Últimamente me han vuelto los sueños densos y pesimistas y no me gustan. Una amiga me dice que es porque estoy bebiendo mucha leche de vaca, que es mala para el cáncer de mama. No aspiro a contraerlo, porque en el hombre es raro y gravísimo, así que me contendré en el consumo. Las chinas no beben leche de vaca y sufren una incidencia bajísima en tumores en sus tetas (en las de las chinas). Pero, volviendo a los sueños, ¿alguien me puede decir el porqué se me olvida dónde aparco los coches? Es como encontrarme en un laberinto, ya que voy de un sitio a otro, como un mendigo, buscando un imposible. ¿Por qué me ocurre esto a mí, si yo jamás he perdido un auto?

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