Creo que fue el 22 de febrero pasado cuando me referí al monumento en honor de la Gesta del 25 de Julio, del que tan poco caso se ha hecho nunca. Un monumento al que quizás no se le eligió la escultura mas representativa, aunque nos podía recordar el valeroso papel jugado por algunas mujeres en aquellas fechas, y que nos tenia que recordar el heroico papel del pueblo tinerfeño, apoyado por unos pocos franceses, derrotando al hasta entonces invencible vicealmirante Nelson, en cuya acción perdió un brazo, y que tan importantes consecuencias positivas tuvo para el lugar llamado Santa Cruz, el puerto de La Laguna, que logró el título de Villa Exenta y un honroso escudo de armas. Pues bien, con la construcción de la Vía Litoral, se destruyó su base de hormigón y cristales, ya muy deteriorada por la falta de atención, y se trasladó la escultura a algún lugar que desconozco, esperando que no ocurra lo mismo que con el chicharro de la plaza del ídem, en espera de colocarla por lo visto donde estaba la Batería de San Francisco, en la zona del Auditorio.

Continuando hacia Anaga, quiero recordar el tema del puente de hierro al final del barranco de Santos, que al parecer estorbaba en el desagüe oportuno del barranco, que no sé en qué ha quedado, pues había técnicos y/o políticos que proponían simplemente quitarlo o llevarlo a otro lugar más arriba; otros opinaban que había que subir su altura, impidiendo así su uso tal y como creo que se siga usando actualmente, para unir los dos lados del barranco, ignorando su valor histórico de haber sido el primer puente que unió las dos zonas.

En una época en que se gastan cantidades ingentes de dinero, a veces en obras o proyectos considerados no muy necesarios, bastaría bajar el nivel del cauce en su desembocadura y canalizar adecuadamente el mismo para que seguramente se solucionase el problema. Otra cosa es resolver el asunto de las inundaciones de nuestra iglesia matriz de La Concepción, tan frecuente cuando llueve de forma superior a lo normal. Supongo que habría que construir un parapeto o algo semejante, lo mas estético posible, que impidiera el paso de las aguas.

Continuando hacia San Andrés, nos encontramos con el fuerte de Almeyda, ubicado sobre antiguas baterías defensivas de artillería en el denominado Huerta de Los Melones. Es un fuerte construido en el siglo XIX por el ingeniero militar Salvador Clavijo y Plo. Gracias a la defensa que ha hecho Capitanía de sus instalaciones está perfectamente conservado, si no estaría como Paso Alto, San Joaquín, San Juan, San Andrés o, peor, desaparecería, como San Cristóbal. Es un acuartelamiento ambicionado por el Ayuntamiento, no sé si para construir aparcamientos o un parque, al que por cierto se opone la asociación de vecinos de El Toscal por la inseguridad que traerla a la zona, como ocurre en otros parques de la ciudad, por la falta de vigilantes adecuados, hoy inexistentes. Además, Defensa permite el paso a todas sus instalaciones y el uso de sus zonas deportivas.

Y continuando hacia el norte nos encontramos con el monumento construido por el eminente escultor Juan de Avalos García Taborda, nacido en Herida en 1911, autor, a pesar, según creo, de ser socialista, ya que la derecha no suele fijarse en esas connotaciones (Ley de Memoria Histórica...), de las estatuas gigantescas de los evangelistas, la figura del Cristo muerto y otras del Valle de los Caídos (donde están enterrados de los dos bandos); de "Los amantes de Teruel", en la ciudad del mismo nombre, y de otras muchas renombradas esculturas. Pues bien, este bonito monumento entre las Ramblas y la avenida Francisco La Roche, esta en estado deplorable; creo que están esperando a que se caiga. Frecuentemente fotografiado por los turistas, no dice mucho a favor de la ciudad, por la falta de conservación de monumentos escultóricos como este, que en su momento, hace ya bastantes años, llamaba la atención, con sus cascadas de agua, que ya no existen.

Se han empeñado en llamarle el Monumento a Franco, pero el jefe del Estado no lo aceptó en su momento y le costó el puesto al gobernador civil que se lo ofreció, Dr. Pablos Abril, cuyo nombre lleva la plaza situada entre la Comandancia de Obras del Ejército y la Comandancia de Marina de la Armada.