En el conflictivo contexto sanitario en el que se encuentra la sanidad canaria, motivado por la gestión política que llevan aplicando desde hace años nuestros gobernantes y gestores directivos, acaba de producirse un hecho singular y llamativo en el intento de buscar alguna solución a los problemas que acucian las largas listas de espera quirúrgicas y médicas.

Un grupo de facultativos sanitarios del Hospital Universitario de Canarias ha hecho llegar una propuesta a la Consejería de Sanidad y al Servicio Canario de Salud de realizar labores asistenciales fuera de sus jornadas laborales, en horarios de tarde y de forma gratuita, sin pedir remuneración alguna.

Seguir negando la evidencia de que la sanidad pública no funciona bien es temerario y peligroso. Y lo que funciona lo hace, básicamente, a costa de la gran profesionalidad de sus trabajadores y de su magnífica preparación especializada porque, si no fuera por ello, el drama que estaríamos sufriendo sería peor.

El Diputado del Común acusa a los responsables políticos sanitarios de falsear las listas de espera. Esto es muy grave porque al decirlo una figura como la de esta institución pública ya no es igual a que lo digan sindicatos, trabajadores u otras asociaciones; o eso es lo que siempre alegan nuestros políticos. Ahora lo dice alguien poco sospechoso de intereses partidistas o mediatizados como expresan, en su defensa, los que gobiernan.

Los mismos responsables que generan el problema no pueden ser quienes se empeñen en arreglarlo sin variar de táctica o estrategia, sin poner otros métodos o modelos en la gestión equivocada que llevan desarrollando. Porque los datos son tozudos y no permiten mucha controversia. Decenas de miles de pacientes a la espera de recibir atención médica, quirúrgica, de pruebas diagnósticas, de camas, de ser tratados en los ambulatorios o en los servicios de urgencias. Miles de trabajadores despedidos, en paro, déficit de enfermeros y médicos, insuficiencia presupuestaria, recortes económicos, pérdida de derechos laborales, supresión de pagas extras, aumentos de las jornadas laborales... ¡Dios mío!, ¿hasta donde vamos a llegar?

Siguen empeñados en insistir -lo dice Brígida Mendoza- en que se está trabajando en las listas de espera, que rebajaran antes de diciembre, buscando la eficiencia para mejorar la oferta y responder a los que esperan por una intervención. Y siguen engañando con sus argumentos pues fue la misma que dijo, hace año y medio, que, cerrando los quirófanos por las tardes, no se incrementarían las cifras de espera y ya conocemos cuáles son los nuevos datos, con un aumento exponencial.

Mientras estos gobernantes no den un paso al lado para que otros puedan resolver la situación, con otros sistemas de gestionar, pues el actual está fracasado a todas luces y lo avalan las estadísticas, no habrá cambio posible.

Y ahora, un grupo de médicos quieren ayudar a solventar la situación sin que le cueste dinero adicional al gobierno, de forma gratuita, realizando intervenciones o consultas. Por tanto, ya no podrán aducir problemas presupuestarios ni de falta de partidas económicas. Se lo ofrecen gratis. La otra solución pasa por contratar a los médicos jóvenes en paro en estas plazas de los próximos jubilados. Pero eso tampoco ocurre.

Estaremos expectantes a conocer la respuesta de la consejera y directora sanitaria no solo a los médicos sino a la población. Porque negarles el realizar esta labor asistencial es destapar y comprender su forma de gestionar y dirigir la sanidad pública.

*Médico. Intersindical Canaria