Cuando ya se ha dicho casi todo sobre la renuncia de Benedicto XVI, contacto a través de mi "viejo móvil" con el profesor Norberto González Gaitano. Nacido en Alcaraz (Albacete), licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra, fue profesor titular de Fundamentos Deontológicos de la Comunicación de 1989 a 1996 de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Laguna. Ha sido profesor Visitante de la Universidad Católica de América (Washington) y de Chicago. Desde 1996 es catedrático de la Facultad de Comunicación Institucional de la Santa Cruz en Roma. Actualmente ocupa el cargo de vicerrector para la comunicación de la citada universidad. Es, además, consultor del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales de la Santa Sede, por lo que ha tenido el privilegio de tratar en varias ocasiones al Santo Padre.

-¿Cómo es en el trato con el, hasta hace poco, Santo Padre?

-De una extremada sencillez y afabilidad. Sus ojos, menudos como todo su aspecto, son penetrantes y luminosos. Una sonrisa tímida y amable te acoge desde el primer momento.

-Se están haciendo infinidad de valoraciones respecto a su pontificado. ¿Cuál es la suya personal, así como la aportación de este Papa emérito a la Iglesia?

-Falta perspectiva histórica para juzgar su alcance. Es la continuidad y profundización del pontificado de Juan Pablo II. Ninguna de estas figuras -como Papas- se entienden sin la otra. Representan la aplicación e inicio de la verdadera reforma en la Iglesia que debería haberse iniciado con la aprobación del Concilio Vaticano II, y cuya actuación quedó como suspendida por interpretaciones erróneas y abusivas de esos textos. A mi juicio, ambos destacarán como los Papas de mayor alcance de la época moderna, es decir, desde la Reforma protestante hasta hoy.

-¿Recuerda algunas palabras que le haya dirigido a usted o algún otro hecho de Benedicto XVI que le haya dejado huella?

- Sí, hace dos años. Le hablé de un compañero de universidad al que operaban de un tumor a vida o muerte al día siguiente. Le dije que estaba ofreciendo todo por el Papa. Se conmovió y respondió: "Gracias, gracias, gracias". Tras la audiencia llamé a mi amigo. Esas simples palabras del Papa le dieron fuerza para continuar, tras una operación que duró 15 horas y un postoperatorio muy duro. Cuando quería rendirse, el recuerdo de que "debía" sostener al Papa con su sufrimiento le daba fuerzas. Aún sigue luchando con el cáncer.

-Para terminar, ¿qué recuerdos le quedan de Tenerife, y del trato con sus gentes?

-Lo diré en dos palabras: ¡In-olvidable!

*Orientador familiar y profesor emérito del CEOFT fmgszy@terra.es