Una vida dedicada al trabajo. A luchar por su sueño. A creer que "Magic II" podía hacerse realidad. Desde el primer momento confió en ello. Y aunque ayer no estuviera presente, el que fuera responsable técnico del proyecto, Florian Goebel, estuvo en la memoria de todos los asistentes.

Con un minuto de silencio y tras descubrir una placa en su honor, un emocionado Thomas Schweizer, su sucesor en el cargo, dio paso a la intervención de los padres del científico que, en septiembre del año pasado, falleció repentinamente mientras trabajaba en el telescopio. "Florian amaba las flores", expresó su padre al colocar un ramo junto al monumento que le recordará para siempre a la entrada de "Magic II".

Entre la emoción de quienes siguieron el acto y las lágrimas de más de uno, mencionaron su inteligencia, su dominio de los idiomas y su coraje, pero también su sonrisa y sus ojos marrones. Logró unir a colaboradores de todas partes del mundo, más de 150 que participaron de entre unas 22 instituciones diferentes.

Comprendía cada detalle técnico del proyecto, pero también sabía aunar y animar a todos los que, como él, amaban la astronomía. A pocos días de la inauguración, un accidente le impidió disfrutar de un momento como el que ayer se vivió. "Florian, te echamos de menos", dijo su padre.