El Centro de Recuperación de Tafira, en Gran Canaria, ha rechazado la queja suscrita en un informe de un biólogo del Cabildo palmero por la suelta de tortugas procedentes de Las Palmas y que nos son rescatadas en la isla de destino, como sucedió recientemente en la costa de Puerto de Naos, en un acto organizado por la Consejería de Medio Ambiente con tortugas que llegaron esa misma mañana en avión.

Según Pascual Calabuig, director del centro, "La Palma es el lugar idóneo para liberar tortugas marinas, debido, además de a la calidad ambiental de sus aguas, a que la temperatura de esta suele estar más cálida que las de las islas orientales, lo que supone un enorme beneficio metabólico para el animal, para su sistema inmunitario, para su capacidad para digerir, todo ello en un momento crítico tras su liberación".

Calabuig entiende que "una vez recuperadas de sus lesiones lo importante es colocar a las tortugas en el lugar adecuado para que puedan reiniciar su viaje en buenas condiciones. Hacerlo obligatoriamente en el lugar exacto de su captura no tiene sentido alguno".

Así, explica, "plantearnos tras meses de recuperación en una piscina si una tortuga se libera en el lugar exacto donde se encontró no tiene sentido. Puestos en esa tesitura debiéramos considerar las condiciones de la marea, la hora del día, la luminosidad, la turbidez del agua, la abundancia de nutrientes y demás cuestiones del momento de captura.

Esa crítica, afirma, "es el colmo de los colmos y parece estar más en consonancia con intentos de bloqueo de una actividad educativa por motivos que no tienen que ver con la conservación de la especie, sino con pequeñas mezquindades".