SI EL DICTADOR Miguel Primo de Rivera pasease hoy por el barrio de Las Ledas quedaría igual de sorprendido que cuando pasó por la realejera calle de San Agustín, al conocer que la acera del naciente pertenecía a un municipio, mientras que la acera de justo en frente pertenecía a otro.

Realejo Bajo y Realejo Alto intentaron unirse ya desde el año 1822, y de hecho lo consiguieron bajo las Cortes de Cádiz, pero la vuelta del absolutismo a España volvió a truncar el deseo unánime de fusión de los realejeros. Un nuevo intento se dio catorce años después, a la muerte de Fernando VII, que volvió a quedar en un simple intento. Un tercero en 1925, con la llegada del Directorio Militar de la "dictablanda", volvió a fracasar por la precipitación y la falta de diálogo entre las instituciones. El penúltimo intento fue iniciado por el dictador Primo de Rivera un año después del intento anterior, pero las discrepancias entre vecinos hacen que todo quede en un nuevo desacuerdo, un simple reflejo de la guerra fraticida que viviría España años después.

Por suerte, en Breña Baja y Breña Alta, al igual que todo el territorio nacional, vivimos en una etapa democrática y constitucional, en la que por medio del diálogo se puede llevar a cabo un proceso de fusión, en un único intento, sin interferencia de absolutistas o dictadores.

La fusión definitiva se realizaría en la Navidad de 1955, ya en el franquismo, y gracias, en gran parte, al insigne palmero Blas Pérez González, ministro de la Gobernación, que, aunque ejerció en una época oscura y nefasta, realizo grandes obras y beneficios para nuestra isla y, como vemos, por otros lugares de nuestro archipiélago. Éste acudió ante la llamada de Nicolás González del Carmen, alcalde de Realejo Alto, que se trasladó a Madrid en busca de apoyos.

Pues bien, Las Breñas tiene un ejemplo muy cercano de una fusión entre municipios que resultó difícil y con la que se ha logrado crecer, especialmente en el ámbito social (gracias a la primera fusión se logró crear una Junta de Beneficencia Municipal). Y también progresar tal y como decía Juan Méndez, de Los Realejos: "Atrás felizmente quedaron aquellos sencillos pueblerinos, aquellas discusiones sin sentido. Aquellas miradas de campanario, en las que con miopía aldeana, no se veía más allá de los estrechos límites de unos pueblos profundamente atrasados".

Las Breñas ha progresado y sigue progresando, pero mayor progreso se ha conseguido cuando han unido fuerzas por objetivos comunes, como el Instituto de Educación Secundaria Las Breñas, en el que se forjan conjuntamente el futuro de los dos municipios: nacen las amistades, los noviazgos que, desde ya, están uniendo los dos pueblos.

Breña Alta y Breña Baja tienen una oportunidad para la unidad, la unidad con la que dejaríamos de ser un simple pueblo para pasar a aspirar a convertirnos en una ciudad, al igual que ha pasado con Realejo Alto y Bajo. Una oportunidad para la paz, el bienestar social. Y una oportunidad para el progreso, para la prosperidad económica, la mejora de nuestras instituciones democráticas, la mejora de nuestros recursos públicos. En definitiva una idea de "Unidad, Paz y Progreso", lema del municipio de Los Realejos, que espero no caiga en saco roto y se establezca un debate ante el cual nuestras instituciones no prosigan en silencio ante esta demanda.