Casi 70 años dedicados a la ganadería darían para llenar páginas y páginas de conocimientos, vivencias y anécdotas, buenas y malas. Las de Suso "Capirote", como se le conoce en el sector, son, sin duda, de las mejores, de las que de verdad permiten entender el complejo y maravilloso mundo del campo palmero. Con más de 80 reses de vacuno y 150 ejemplares de caprino, es actualmente el ganadero más cotizado (de los aproximadamente 300 que componen el sector), el que ostenta la mayor producción de la Isla.

José Juan Jesús Pérez Sicilia, así de largo es su nombre. Dice que le pusieron tres por aquellas viejas creencias populares que decían que así "no sería víctima del mal de ojo", y según dice: "la verdad es que mal no me ha ido con los tres nombres". En cualquier caso, "a mi hijo sólo le puse dos, José Juan, porque es mucho rebujón". A la gente le gusta simplificar, "fíjate que a mí con tanto nombre, al final me llaman Suso".

Pese a que está jubilado sigue, junto a su hijo Andrés, al pie de la granja que tiene en el Malpeis de Tacande (El Paso): "la pensión de autónomo no me da para vivir. Además, hoy en día tampoco se vive si no tienes unas cuantas cabezas de ganado. Antes con 15 reses se mantenía una familia". Trabaja con todo tipo de rasas: careto, charolé, suizos, frisonas, de leche, del país (palmero)... pese al inconveniente de que "el ganado de raza palmera es más lento, tarda más en dar carne".

El rey de las ferias.- La gran diversidad de ejemplares de vacas, bueyes y toros , junto con la gran producción que ha conseguido mantener, pese a las, cada vez más, pegas a las que se enfrenta el ganadero, lo han convertido en el rey de las ferias de ganado. Suso lleva desde 1981 acudiendo a cada una de las cuatro grandes citas ganaderas de la Isla: San Isidro, en Breña Alta (mayo); La Patrona, Los Llanos (junio); San Antonio, Garafía (junio) y El Pino, en El Paso (agosto).

De las, aproximadamente, 400 cabezas de ganado que acuden de media a estas ferias tradicionales, más de medio centenar le pertenecen. Es un esfuerzo tremendo, pero le compensa porque siempre dan unas ayudas económicas a los participantes, en función del número de reses que mueva, y en el caso de Suso la cantidad es considerable.

Pero además, su ganado también es el más apreciado. Nadie ha ganado tantas copas como este ganadero. Arrasa en los concursos de arrastre y se lleva gran parte de los trofeos dedicados a la calidad de las reses. En su casa tiene acumuladas más de 160 copas, con más o menos rumbre. La más antigua es de 1981.

Las enseña con orgullo porque representan toda una vida de esfuerzo, pero con los años han dejado de ser motivo de ilusión. El sufrimiento del ganadero no se paga con trofeos de lata: "Antes me gustaba que me las dieran. Ya no, porque se llenan de rumbre y además, de las copas no vive el ganadero".

Demasiadas reglas.- El mundo del campo palmero no tiene nada que ver con el escaparate que se vende con jolgorio en las ferias. Se ha convertido una forma de vida cargada de exigencias administrativas y sanitarias, muchas de ellas insuperables para los ganaderos. Suso "Capirote" sabe mucho de esto: "Lo primero es que los jóvenes no pueden empezar, porque te exigen una cuadra y no hay donde hacerla, no los dejan. Conozco a uno que no puede poner a su nombre el ganado sin la cuadra y el registro. Además, no puedes tener el ganado suelto, sino a la sombra".

Muchas parcelas no tienen paredes. Sin embargo, explica, "resulta que no podemos estacar (amarrar al suelo con cadena) ni apiar (atar las dos patas para que no salten) ni maniar (atar la cabeza a una pata para que no se coman frutos de árboles), porque dicen que es un martirio para el ganado, según Sanidad. Yo lo que digo es que son maneras, técnicas de ganaderos que se usaban desde que el mundo es mundo, pero ahora no se puede. Sinceramente, para mí es más martirio tenerlo amarrado en la cuadra que en el campo".

Además, está el asunto del transporte: "el otro día nos paró el Seprona cuando llevábamos unas reses. Nos pidieron la guía (permiso administrativo para trasladar ganado). Resulta que nos la piden hasta para llevarlas entre cuadras o potreros, aunque estén a pocos metros. Es una forma de amargar al ganadero hasta que no pueda más".

El enemigo es el REA.- Lo peor es enfrentarte al mercado. Según Suso, "la carne ya no es rentable. Desde que cambió la moneda la carne sigue al mismo precio (de 750 pesetas a 4 euros), pero los piensos han subido el doble. Lo de uno no sube. Y con el REA (Régimen Especifico de Abastecimiento) que en Canarias subvenciona la carne de fuera, el queso y muchos otros productos del campo... es lo peor que hay. Yo, por ejemplo tengo tierra donde sembrar 10 o 12 sacos de papas, pero vienen de otro sitio más baratas y termino sembrando sólo las de casa". De esta manera, añade, "sólo nos queda una posibilidad real, criar y vender ganado".

Pese a todos los inconvenientes, Pérez Sicilia cree que en el campo aún hay donde trabajar: "¿cuántas personas podrían vivir de la tierra?. Pero está claro que si hay subvención para los de fuera, debe haberla para los de aquí".

Eso sí. Suso también valora lo positivo: "tenemos una gran ventaja, los dueños somos nosotros, nadie nos manda. Nos levantamos a trabajar de noche y nos acostamos trabajando de noche, inviernos, veranos, días de fiesta... todos los días sin descanso. Es duro, pero no es lo mismo que depender de otros. Mi hijo, por ejemplo, trabajó en almacenes de plátanos y un día llegó y me dijo: "yo lo que veo es que a ti nadie te regaña, así que hazme un sitio".