El presidente de CajaCanarias, Álvaro Arvelo, elogió ayer la riqueza cultural de La Palma y de sus habitantes en su discurso como mantenedor de la Fiesta de Arte que se celebró en el Recinto Central de las Fiestas Lustrales, y que tuvo como artista invitada a la soprano de prestigio internacional Ainhoa Arteta, que actuó junto al tenor Luis Dámaso y al pianista Marco Evangelisti.

La apertura del acto correspondió al alcalde de Santa Cruz de La Palma, Juan Ramón Felipe San Antonio, que ensalzó la figura del mantenedor tanto en su faceta de impulsor del desarrollo económico y de cambios en el sector financiero, como en su decidido apoyo a la actividad cultural, en ambos casos desde CajaCanarias, entidad a la que ha estado vinculado durante toda su trayectoria profesional, según informó la entidad de ahorro en un comunicado.

Arvelo comenzó su intervención con una evocación de la capacidad de la fiesta de estimular a las personas y de cambiar la vida de la gente, lo que, en su opinión sucede de forma especialmente intensa en las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen de las Nieves.

En este sentido, recordó la importancia de la diversidad de orígenes que tiene la población de la Isla en la conformación de una sociedad receptiva al intercambio con otras culturas e integradora de las diferentes tradiciones con la innovación de todo aquello que proporciona el avance y el progreso de la humanidad.

El máximo dirigente de la entidad de ahorro expresó su admiración por la defensa de su identidad que ha realizado la sociedad de La Palma a lo largo de la historia, que a su juicio impregna tanto a los naturales de la Isla cuando viajan al exterior, como a quienes vienen a conocer esta tierra.

También alabó la ejemplarizante valentía demostrada cuando quienes trataban de arribar a las costas insulares no venían con la actitud amistosa que siempre ha caracterizado a los palmeros, quienes no por ser excepcionalmente tolerantes dejan por ello de ser menos aguerridos cuando la ocasión lo requiere, como en diferentes ataques de flotas de piratas y negreros que rememoró.

Tras repasar brevemente algunos episodios históricos, Álvaro Arvelo, centró su discurso en sus vivencias relacionadas con La Palma, desde la estampa de sus cumbres sobre el mar de nubes que se aprecia desde el Norte de Tenerife, a la generosidad en la acogida a quienes visitan por primera vez la Isla y luego regresan de nuevo.

No faltaron en su alocución referencias a la aparición de la Virgen de las Nieves, al misterio que rodea a la transformación de los enanos y a la majestuosidad de la Caldera de Taburiente, así como alusiones al poeta portugués Fernando Pessoa y al Premio Nobel de Física Albert Einstein para explicar las sensaciones y sentimientos que suscita la Isla entre sus habitantes y quienes la añoran desde la distancia.

Arvelo concluyó con palabras de agradecimiento para los palmeros y a los valores humanos que atesoran, que consiguen que seamos "mejores personas en La Palma y hacernos sentir que llegar a esta Isla es volver, de una vez y para siempre, a nuestra casa".

EL CONCIERTO

La Fiesta de Arte prosiguió con un inolvidable concierto lírico promovido por la entidad de ahorro en conmemoración del centenario de su fundación, en el que la soprano Ainhoa Arteta y el tenor Luis Dámaso cantaron con brillantez, acompañados al piano por Marco Evangelisti, diferentes composiciones de estilo clásico, romántico y contemporáneo, pertenecientes en su mayor parte a los géneros de ópera y zarzuela.

Ainhoa Arteta interpretó en la primera parte de la audición ''Azulao'', de Jaime Ovalle; ''O menino doente'', de Oswaldo Lacerda; ''Alfonsina y el mar'', de Ariel Ramírez; ''La rosa y el sauce'', de Carlos Guastavino; ''Modinha'', de Jaime Ovalle, y ''Ange adorable'', perteneciente a la obra ''Romeo et Juliette'' de Charles Gounod y en la que cantó a dúo con Luis Dámaso.

En la segunda parte del recital, la magnífica voz de la diva guipuzcoana entonó ''Tres horas antes del día'', perteneciente a la zarzuela ''La Marchenera'', de Federico Moreno Torroba; el dúo de ''Caballero del alto plumero'', pasaje de la zarzuela ''Luisa Fernanda'', también original del maestro Torroba; ''Carceleras'', perteneciente a la zarzuela cómica ''Las hijas del Zabedeo'', de Ruperto Chapí; para concluir su repertorio con la interpretación a dúo de fragmentos de ''El gato montés'', de Manuel Penella.

Por su parte, Luis Dámaso cantó en solitario ''Caro mio ben'', de Giuseppe Giordano; ''Malía'', ''Vorrei morire'', ''A'' Vucchella'' y ''L''ultima canzone'', obras todas ellas de Francesco Paolo Tosti; ''Bella enamorada'', de la zarzuela ''El último Romántico'', compuesta por Reveriano Soutullo y Juan Vert; así como ''No puede ser'', romance marinero de ''La tabernera del puerto'', de Pablo Sorozábal.

El público que abarrotaba el Recinto Central de las Fiestas Lustrales ovacionó prolongadamente a los artistas al término del magistral concierto, ya de madrugada, quienes obsequiaron a los numerosos asistentes con un repertorio extraordinario fuera de programa, que puso un excelente colofón a una exquisita velada, en la que destacó la calidad musical de una de las mejores figuras mundiales del ''bel canto'' actual.