El cementerio a la espalda. Cruces en tierra, también en nichos, mausoleos familiares y un silencio sepulcral. De frente, el recinto central. Quioscos, música machacona y vasos de plástico. El carnaval en Los Llanos de Aridane tiene su espacio principal en el límite entre la vida y la muerte. Ya el grupo Mecano dibujó en una de sus históricas canciones un campo santo diferente, donde los fallecidos "lo pasan muy bien entre flores de colores...". Sin embargo, no todos lo ven ni, sobre todo, lo sienten de forma tan idílica. Algunos, pocos, entienden incluso que es "una falta de respeto".

No son mayoría, pero tienen sus ideas. Más o menos añejas, pero son las suyas, tan defendibles como cualquier otra, aquellas que vivieron desde niños y que ahora, con una edad avanzada, mantienen arraigadas. Prefieren no identificarse, hablar desde el anonimato, para expresar que el ayuntamiento "debería buscar otro lugar, lejos de nuestros muertos, donde celebrar el Carnaval. No nos parece bien que la fiesta se haga al lado justo del cementerio. Esto antes no pasaba...". Pasa desde hace apenas dos años, desde el Carnaval de 2009.

El viejo cementerio parroquial de Nuestra Señora de Los Remedios tiene más de un siglo y medio de existencia. Está formado por unos 800 nichos, que en su mayoría son privados. Allí fueron enterrados antepasados de familias ilustres de Los Llanos de Aridane. Aunque el juicio final, como decía Ana Torroja, "los trate por igual, aquí hay gente de rancio abolengo". Se cerró su parte civil, pero sigue habiendo enterramientos religiosos, pese a que el municipio cuenta con un "nuevo" campo santo en la zona de Las Manchas, alejado, al contrario que el viejo, del casco urbano.

El párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Los Remedios, Fernando Lorenzo Matías, es consciente de que algunos feligreses no están conformes con la celebración del Carnaval cerca del cementerio. "A mí también me han llegado las quejas", pero es una protesta "que prefiero no entrar a valorar", ya que al final la fiesta "se celebra en un espacio público", declara.

Por su parte, la concejal de Fiestas, Yanira Gil, deja claro que el ayuntamiento "en ningún caso" quiere ofender la sensibilidad de nadie. Se celebra en esta plaza "porque es un espacio diáfano, que nos permite hacer un recinto central de calidad y con las medidas adecuadas, sin tener que invertir mucho dinero. Lo venimos haciendo desde 2009. Antes los festejos se hacían al lado de la iglesia y nadie protestaba", entendiendo que "cuando más protegido está el cementerio es durante el Carnaval, ya que todo está vallado y con seguridad permanente".