Hoy se incorpora al juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Los Llanos de Aridane un nuevo juez. Es el sexto, entre titulares y sustitutos, que pasa en los últimos dos años por el edificio en el que se imparte justicia en la comarca Oeste de la Isla, en donde habita más de la mitad de la población de La Palma. Los dos juzgados que operan en esta inmueble se encontraban hasta hoy ocupados por jueces sustitutos.

El nuevo togado, Ricardo Antonio López, fue nombrado como juez de "refuerzo" (aunque en realidad ocupa una plaza vacante que hasta ahora gestionaba otro juez sustituto que debe dejarla) por la Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial. Forma parte de una lista de 15 jueces de "refuerzo" que se incorporan al Tribunal Superior de Justicia de Canarias, para ocupar plazas en diferentes islas.

Su nombramiento, publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), se hizo el pasado 18 de abril, junto con el de multitud de nuevos jueces profesionales que impartirán justicia a lo largo y ancho del país, titulados recién salidos de la Escuela Judicial. Se hará cargo del Juzgado Número 1, como órgano jurisdiccional unipersonal con competencia en materia civil y penal en todo el ámbito territorial del partido judicial de Los Llanos de Aridane, desde Garafía (al norte) hasta Fuencaliente (al sur).

López llega tras la presencia de otros tantos jueces titulares, es el cuarto en cinco años, en este edificio judicial, junto a varios sustitutos. Antes que él han impartido justicia en Los Llanos: Carmen Rodríguez, María de la Paloma Álvarez y Teresa Luarca, como jueces titulares, además de Juan Manuel Reyes y María Concepción Rivero como sustitutos. Esta última profesional sigue aún al frente del Juzgado Número 2 de Los Llanos de Aridane.

Incluso, algunos funcionarios con plaza administrativa en el juzgado llanense, que llevan hasta 10 años trabajando en este edificio, al ser consultados por EL DÍA afirman que han estado ya bajo las órdenes de más de 20 magistrados distintos en la última década.

Una plaza temporal.- Ese constante cambio de jueces se debe, básicamente, a que el de Los Llanos es uno de los juzgados en primera línea, como destino, para aquellos togados que salen de la academia o Escuela Judicial. En su gran mayoría, casi al 100%, son jueces noveles procedentes de la Península que inician en este partido judicial insular su trayectoria profesional y que luego parten hacia otros lugares para evolucionar procesionalmente, pese a que, desde hace algunos años, el ascenso a la categoría de magistrado (juez superior) no implica un traslado obligatorio.

En cualquier caso, algunos jueces que han partido ya de la Isla hacia otro destino han asegurado a esta redacción que, dejando a un lado la estabilidad personal de cada profesional, "es necesario irse a otro lugar para poder crecer profesionalmente". Así, aclaran, "son muy pocos los que optan por quedarse y buscar una residencia fija en La Palma, renunciando para ello a ascender".

Diligencias eternas.- Pero la corta etapa que estos jueces permanecen en estas plazas genera un problema añadido en el caso de Los Llanos, pues está afectando a la temporalidad de las resoluciones y al desarrollo de los procesos judiciales en marcha. Por varios motivos: falta de conocimiento del caso para los nuevos jueces, exceso de carga procesal y una ausencia inoportuna que dilata la impartición de justicia.

El nuevo juez incorporado debe tener un conocimiento profundo de las causas pendientes y si estas son extensas la situación se complica. Existe un caso concreto en el juzgado de Los Llanos que se ha visto afectado por esos cambios: el proceso judicial del edificio de Los Tarajales (Tazacorte), que lleva más de dos años en diligencias previas, aún sin decidirse si se va o no a juicio, con una treintena de cargos públicos imputados y más de 25.000 folios en la instrucción.

Revisión de causas.- Cada cese y nombramiento de nuevo juez provoca paralizaciones temporales de toda la actividad diaria del juzgado, ante la obligación de realizar, en los casos de más de seis meses de actividad en la misma plaza, lo que en términos judiciales se denomina "alarde", una especie de recuento de procesos pendientes o ejecutados.

Estas revisiones afectan a todos los asuntos tramitados en el juzgado, agrupándose según su diferente naturaleza e indicándose separadamente los procesos que pendan exclusivamente de sentencia, e implica a los trabajadores del mismo en la realización de los informes necesarios para ello. Cada "alarde" debe estar concluido dentro de los veinte días siguientes al cese del juez.