La empresa Fomento Construcciones y Contratas iniciará hoy la construcción de la playa de Santa Cruz de La Palma, una ansiada obra que cuenta con un presupuesto de 25,3 millones de euros, un período de ejecución de 18 meses y que cambiará la estética de la capital.

La futura zona de baño en el centro de la ciudad debe tener atractivos de sobra para convertirse en un espacio clave. Por un lado, tiene que transformarse en un recurso de desarrollo económico capaz de dar vida a un casco urbano casi "muerto", con reducidas posibilidades más allá de sus edificaciones emblemáticas. Y, por otro, se ejecuta para la protección de la propia avenida Marítima de Santa Cruz de La Palma, tanto para los comercios como para la propia vía, al presentar socavones donde rompe el mar que no son visibles en toda su extensión desde el paseo.

Las obras comenzarán con la construcción de una vía por el exterior de la avenida, para llevar miles de prismas desde los aparcamientos ubicados en los terrenos ganados al mar, que, como es lógico, estarán cerrados, hasta la zona del Castillete, donde se ejecutará un dique de protección. Esta carretera alternativa permite mantener con normalidad el tráfico por el "corazón" de Santa Cruz, además de una mayor facilidad para realizar los trabajos.

Para los ciudadanos, lo perjudicial es la pérdida de aparcamientos, ya que inicialmente se cerrarán por las obras unos 400. Por el contrario, se mantendrán abiertos, al menos durante un mes, los casi 200 estacionamientos situados frente al Cabildo de La Palma, que con el transcurrir de la obra tampoco se podrán utilizar.

El concejal de Obras de Santa Cruz de La Palma, Juan José Cabrera, es consciente de la necesidad de las obras: "No es solo la playa en el centro de la ciudad, que ya es mucho, sino que se acabará con un problema histórico que se producía en la avenida cada vez que el mar estaba malo. Además, será una transformación muy grande para la ciudad, una apuesta necesaria".

El concejal del PP reconoce que "todas las obras tienen sus molestias, pero no podemos tener las cosas sin sacrificar algo. Hablamos de una playa en el centro de la capital, con una importancia que quizás no se entienda hasta que no esté acabada y en uso. Al final, la gente se adapta a las nuevas circunstancias y no creo que para nosotros sea tan complicado adaptarnos a esta situación. Es verdad que no se podrá aparcar junto a la vivienda o al comercio, pero merecerá la pena".