Breña Alta ha crecido de forma espectacular en los últimos años. Las edificaciones han ido poco a poco cambiando su estética, sobre todo en el núcleo de San Pedro, mejorando, también, sus condiciones de vida. Sin embargo, el ayuntamiento ha sabido reservar una zona privilegiada antes en desuso para convertirla en un lugar de encuentro, de ocio y de actividad económica, que todavía hoy se encuentra en construcción.

Los Álamos no era nada. O casi. Apenas un espacio atravesado por torretas de electricidad que desunía San Pedro de El Porvenir. El ayuntamiento apostó por cambiar su imagen. Allí se han invertido cientos de miles de euros de varias administraciones, desde las europeas hasta las locales, pasando por el Estado. Todas tienen su "culpa". Una inversión que ya ha posibilitado la construcción de diferentes edificaciones que sirven como museos, además de una plaza, las aceras y mejora de viales que unen los dos núcleos poblacionales citados, con la instalación de luminarias.

Dentro de aquellos inmuebles está el secreto. El ayuntamiento ha querido unir dos de las tradiciones por excelencia de los breñuscos: el enrame único de las cruces que salpican sus montañas, en el que los vecinos muestran su fe y un arte peculiar, con la elaboración de los puros, desde el cultivo del tabaco hasta la venta final del producto. Una muestra única en España.

Los dos museos, que se pueden visitar por dos euros, disponen de la última tecnología para ser auto guiados y merece la pena ser visitados, aunque no deja de sorprender la poca difusión que tienen. No aparecen en las campañas turísticas del Cabildo de La Palma ni en las principales webs públicas que difunden los lugares que se pueden visitar en la Isla. Se han gastaron demasiado dinero para ni siquiera saber "venderlos", aunque el ayuntamiento se las ha ingeniado por solitario para atraer una parte de los cruceristas que llegan al puerto palmero.

Los Álamos no es simplemente museos. Sus salones también se aprovechan para la realización de actividades culturales. Además, en la actualidad se construye, en una obra bastante avanzada, el mercadillo, donde los productores locales dispondrán de las condiciones óptimas para la venta directa de sus productos. Por ahora tienen que conformarse, como ocurre en otros lugares, con vender su cosecha en la plaza del propio recinto, bajo unas carpas que los cubre.

Una parte de este proyecto está, por ahora, cerrada al público. Se encuentra a una cota inferior a la plaza principal, también de grandes dimensiones y donde el ayuntamiento tiene prevista la ubicación de una zona de juegos infantiles. Ya adquirió el aparato principal, de unos 50.000 euros, y está a la espera de dotar a la zona del pavimento reglamentario para evitar que los menores sufran daños mayores ante cualquier caída. A su lado existirá, en un futuro, un edificio con aparcamientos, pero por ahora, debido a la grave situación económica que también afecta a las instituciones, tan solo está previsto habilitar el solar para aparcar al aire libre.

Los Álamos, que contará incluso con un recorrido para actividades físicas dirigidas a los mayores, con los ya conocidos aparatos para este colectivo, necesita todavía de un empujón económico importante para convertirse en la zona diseñada en el proyecto inicial, pero no es una quimera. Al contrario, ya ofrece lo más importante y no sería lógico que las instituciones lo dejaran "morir". Falta acabarlo y, sobre todo, promocionar lo que ofrece.