Anselmo Pestana ya sabe que lo único que quería Manuel Marcos Pérez eran las llaves de la sede insular, ubicada en la avenida del Puente de Santa Cruz de La Palma, y las cuentas económicas del Partido Socialista. El presidente de la gestora creada por José Miguel Pérez no habló de abrir consensos ni de buscar acuerdos entre las dos partes. Simplemente fue un encuentro para el traspaso de "poderes".

En la reunión también estuvo presente el consejero José Adrián Hernández, quien además es alcalde de Puntallana. Fue una conversación sobre temas de intendencia, con pocas o mejor ninguna respuesta a la ruptura que vive el socialismo. Manuel Marcos Pérez dejó claro que la gestora no tiene capacidad para solucionar las expulsiones. Su actitud, además, tampoco fue de encontrar una salida. Recibe órdenes y las llevará a rajatabla.

Pestana salió del encuentro resignado. Líderes de su ex partido, a los que incluso puede considerar amigos, le han dicho que no hay vuelta atrás. Que el PSOE no cede. Y tras hablar con su antaño secretario general más claro lo tiene. Mientras, José Adrián Hernández no quiere verse fuera de su formación y se agarra casi a lo que sea para evitar una expulsión que hasta la federal califica de firme y clara: "Vamos a presentar reclamación (por las expulsiones) ante el Comité de Derechos y Garantías, en el plazo estatutario de diez días. Veremos qué respuesta nos dan. No me considero fuera del Partido Socialista".

Manuel Marcos Pérez se desplazó tras la reunión a la sede insular para recoger las llaves y los documentos económicos del partido, con las explicaciones oportunas sobre la situación actual. Pestana y Hernández se quedaron en el Cabildo de La Palma. No lo acompañaron. Pérez fue recibido por Antonio Riverol, uno de esos políticos que lleva el socialismo en la sangre. De los que escupe "rojo". Fue concejal en la capital y sigue siendo el principal punto de apoyo de Anselmo Pestana y del ex secretario de Organización, Jorge González.

Una persona cercana a Riverol confirma que el presidente de la gestora recibió las cuentas del partido "con un descenso del 50% de las deudas que dejó cuando se fue de secretario general". Hubo intercambio de palabras. Manuel Marcos Pérez "tuvo que escuchar los reproches del que durante tantos años, casi tres décadas, ha trabajado en favor del PSOE y que se irá, sí o sí, si los consejeros no son readmitidos", aseguró la misma fuente, que subrayó que "la respuesta a los reproches fue que no podía rechazar la Presidencia de la gestora porque había sido una petición de Rubalcaba".

Pérez sabe que no lo tendrá fácil. Lleva ya demasiados años en el PSOE para darse cuenta de que la situación no es ni tan siquiera similar a la crisis que vivió el partido cuando tuvo la "batallita" con Argelio Hernández, ex alcalde de Barlovento. Ahora tendrá que rearmar a su formación tras perder a sus líderes. Y, además, sabe que está dando la espalda a los suyos.

La gestora debe acabar en un congreso que aprobará la nueva ejecutiva insular. Quizás la misma que perdió, sí perdió, en la última cónclave socialista.