Los palmeros del Norte podrían dar un curso acelerado a los panameños sobre modificados de proyectos, complementarios y ampliación de plazos. Una simple llamada a cualquier vecino de Barlovento, también de la Villa de Garafía o incluso de San Andrés y Sauces, hubiera sido suficiente para que el país que preside Ricardo Martinelli supiera fehacientemente lo que se esconde detrás de los "cuentitos" de las obras públicas.

No se manejan las mismas cantidades, en el Canal se habla de un sobrecoste de 1.200 millones de euros, pero los porcentajes de incremento son incluso superiores en la reforma de la carretera a la que cada día tienen que enfrentarse miles de vecinos de la Isla, una obra adjudicada, por cierto, a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Acciona, Horpa y Lopesan.

La mejora de la vía se adjudicó en mayo de 2007 con un plazo de ejecución de 40 meses y con un presupuesto de 32,4 millones de euros. 21 kilómetros desde el casco urbano de San Andrés y Sauces hasta Cruz Castillo que en 2010 tenían que estar como la "seda". Sin embargo, que una obra acabe en La Palma en las fechas que en las que anuncia la administración es una utopia. Y si encima está en manos del Ejecutivo regional... Pronto llegó el primer sobrecoste y, también, retrasos en la ejecución de los trabajos. El "cuentito" inicial fue de 6,4 millones de euros, el 19,9% del precio de adjudicación, por un modificado. No hubo discusión, el Gobierno de Canarias aceptó el incremento, con la firma del entonces consejero de Obras Públicas, Juan Ramón Hernández Gómez, "por precios nuevos en las unidades de obra".

En 2011, la obra se paró. La UTE solicitó un modificado de 16,2 millones, es decir, un incremento del 49,9% del precio de adjudicación. Con tal porcentaje, que no por la cantidad, en Panamá hubieran echado "fuego". El Gobierno canario no estuvo de acuerdo y las empresas, tal y como habían amenazado, pararon los trabajos. Para el recuerdo quedará en las hemerotecas una frase para "enmarcar" del viceconsejero de Infraestructuras del Gobierno de Canarias, el político palmero Gerardo Hernández, quien para desmentir que la actuación se había detenido, tal y como había ocurrido, manifestó: "Que no hayan obreros en la zona (carretera) no significa que las obras estén paradas".

Al final, la administración "tragó". La mejora de la vía iba a costar 32,4 millones se ha incrementado hasta los más de 60 millones de euros. No queda todo ahí. El "cuentito", que diría Martinelli, se prolonga. Domingo Berriel anunció en 2012 que los trabajos estarían acabados "a finales de 2014", después de que en 2013 haya "una ejecución de obra razonable". Pues tampoco será. En el nuevo cronograma de la actuación hay unidades de obra para el próximo año, por lo que es mejor no descartar otro modificado.

Lo peor está aún por contar. No son modificados ni plazos. Todo apunta a que la obra se quedará al final en Gallegos, es decir, que el tramo desde el último barrio de Barlovento por el Norte hasta Cruz Castillo en la Villa de Garafía quedará para otra ocasión. Sí, como dejar la ampliación del Canal de Panamá a medidas.