Los dueños de más de 2.000 viviendas de Los Llanos de Aridane no abonan el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), la conocida "contribución", al no encontrarse sus propiedades registradas en el catastro, mientras que por otras tantas unidades alojativas se paga menos de lo que corresponde al no haber sido actualizadas pese a las modificaciones que han sufrido durante al menos el último lustro.

Esta situación fue denunciada en sesión plenaria por el portavoz municipal del Partido Popular, Mariano Hernández Zapata, quien recordó que en 2011, cuando su grupo accedió al gobierno municipal, se inició un proceso de actualización de los valores catastrales de los bienes urbanos en el municipio, que se encuentra sin culminar y que supondrá, cuando se finalice, "continuar en la senda de la igualdad de todos los ciudadanos ante la hacienda local".

El primer teniente de alcalde y responsable de Hacienda, José María de Vargas, quien también llegó al ayuntamiento e incluso al gobierno local tras las elecciones de 2011, reconoció en el pleno que no todas las viviendas estaban registradas y que, por ello, "se sigue trabajando en la actualización del catastro".

La mayoría de las edificaciones que no pasan por la "caja" local son de nueva construcción que nunca se registraron en el catastro. Un alto porcentaje de sus propietarios pagan al ayuntamiento como si tan solo tuvieran un terreno, cuando en realidad disponen de una vivienda unifamiliar con garaje o, incluso, un edificio con diferentes pisos no muy lejos del mismo centro de la ciudad. Es complejo cuantificar con exactitud el dinero que pierde cada año el consistorio por este concepto, pero fuentes municipales indicaron que alcanza los 400.000 euros.

"Hubo personas que llegaban al ayuntamiento para pagar el IBI, que querían estar al día con el ayuntamiento para colaborar en el funcionamiento de los servicios que reciben, y los técnicos le decían que allí no tenían registrada una casa sino un solar", afirmó Hernández Zapata.

Los expedientes de nueva construcción se fueron acumulando durante años, algunos incluso prescribieron, en la corporación llanense sin darles salida. El catastro llegó a estar prácticamente durante dos décadas sin ser actualizado con garantías.

Lo curioso es que los expedientes no se encontraban en cajones dentro de armarios o amontonados encima de una mesa de cualquier despacho, como en ocasiones ocurre en instituciones públicas, sino que fueron colocados en cajas de plátanos, las mismas que fueron remitidas a la Dirección General del Catastro, que en enero de 2011 decidió denunciar el convenio que mantenía con el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane desde 1998 cansada de las irregularidades detectadas.