Annette Ibarra es danesa y está jubilada. Lleva un lustro viviendo en La Palma. Un día leyó que el Ayuntamiento de Breña Baja, municipio donde reside, daba ayudas a estudiantes del pueblo porque no todas las familias tenían (ni tienen) dinero suficiente para comprar los libros escolares de sus hijos. No perdió el tiempo y llamó a sus amigos en Dinamarca para solicitarles su colaboración "con las coronas que a final de mes les sobraban". Su implicación fue aún mayor cuando escuchó que había palmeros que necesitaban apoyos económicos para comprar comida. Ahí ya decidió impulsar la creación de una asociación: SOS La Palma.

Ha pasado prácticamente un año de aquella primera reunión en la Casa de la Cultura de El Paso, donde su idea fue explicar y concienciar a otros extranjeros que viven permanentemente en la Isla de las dificultades por las que estaban pasando muchas familias palmeras, incluso sus propios vecinos, por la crisis económica y lograr su implicación a la hora de aportar fondos para donaciones. La iniciativa se ha ido convirtiendo en realidad. Ya son una treintena de socios, con una junta directiva formada por dos personas danesas, otras tantas alemanas y una suiza. Podrían unirse para destinar su tiempo libre para beneficio exclusivamente propio, pero han decidido, aunque el mensaje pueda sonar cursi, pensar también en los demás. En otros cercanos.

Además de la labor solidaria, que nace de corazones que laten de forma diferente al resto de los mortales, una cosa les une: "Todos hemos encontrado en La Palma nuestra segunda casa. Tenemos nuestras pensiones, con las que aquí podemos vivir bastante bien, y hemos tenido una gran acogida por la gente de la Isla. Queremos expresar nuestro agradecimiento", apunta Annette Ibarra.

No están solos. No forman un grupo aislado que lucha sin respaldo. Otros extranjeros, principalmente alemanes, que aunque no viven de forma permanente en la Isla sí disfrutan de largas temporadas "en este lugar hermoso", donde incluso tienen viviendas, apoyan económicamente los proyectos o ideas que surgen desde SOS La Palma. "Entre todos lo estamos haciendo posible", dice esta danesa. Eso sí, es un colectivo que no se acostumbra a la burocracia pública que aveces se encuentran en determinadas instituciones. "Somos una asociación sin ningún beneficio propio y que lo que queremos es ayudar", sentencia.

Alimentos y material escolar para Breña Baja, municipio que también ha recibido lotes de juguetes; más de 500 euros también de alimentos para Santa Cruz de La Palma; la misma cantidad fue entregada en efectivo al Ayuntamiento de Puntagorda para la compra de productos básicos para las familias con menos recursos; material educativo, ropa y alimentos de primera necesidad para El Paso; donación a Breña Alta, ... el apoyo de este colectivo formado por extranjeros se ha ido multiplicando en los últimos meses para llegar a la mayor cantidad posible de familias.

Ibarra hace especial en que "no conocemos a las familias que reciben la ayuda, ni tampoco necesitamos conocerlas porque queremos mantener el anonimato de la gente. Todo lo hacemos a través de los servicios sociales municipales, que conocen la realidad de cada sitio y saben las personas que más apoyos precisan, o también con asociaciones como Cruz Roja o Cáritas".

Son gente de bien.

Venta en los rastros para ayudar a los más necesitados

SOS La Palma es una asociación que no solo vive de las cuotas de sus socios para ayudar a los demás. También es habitual encontrar a representantes de este colectivo en rastros como el que cada primer domingo de mes tiene lugar en la capital, vendiendo productos de segunda mano para recaudar dinero para aquellos que más lo necesitan.