El albergue de montaña de San Andrés y Sauces se construyó, amuebló y dotó de enseres, desde ropa de cama a colchones y toallas, en 2009, sin que, desde el Cabildo de La Palma se le ocurriera a los responsables de la obra poner el cableado para un servicio tan básico como la energía eléctrica, según pudo comprobar EL DÍA.

El inmueble de Las Cancelas está acabado, aunque no tiene póliza de seguro y aprovechando el lustro que lleva cerrado, además de la nula vigilancia, fue objeto de un robo que lo dejó sin electrodoméstico. Lo curioso es que al igual que el resto de albergues de este tipo ubicados en la Isla, contaba con una cocina industrial más propia de establecimientos de restauración que de albergues para senderistas y turistas en general amantes de la naturaleza.

Tiene todo menos la luz. Y no es un problema de enganche. Si fuera así, era suficiente con cumplir con los boletines de Endesa. En este caso, aunque parezca extraño, el Cabildo de La Palma hizo hace un lustro la canalización para llevar al albergue el fluido eléctrico pero nunca se puso los cables, presupuestados en unos 70.000 euros.

Esta redacción se puso ayer en contacto con la consejera de Medio Ambiente, Nieves Rosa Arroyo, para conocer su versión sobre lo que estaba ocurriendo con los albergues en la Isla y, más concretamente, con el ubicado en San Andrés y Sauces. A propósito, y después de apenas cuatro meses en el cargo, apuntó que "una de nuestra prioridades desde que llegamos al gobierno ha sido poner en marcha los albergues porque nos parecen muy interesantes para el visitante que queremos para La Palma, aunque es cierto que unos tienen más problemas que otros para su apertura".

Arroyo destacó que en breve se publicaran los pliegos para la gestión externa de los situados en Garafía, Tijarafe y Puntallana, mientras que otros dos, en Mazo y Fuencaliente, "también están muy avanzados" para sacarlos a concurso. Sobre el más problemático, en Las Cancelas, reconoció que "no saldrá ahora y tampoco creo que esté acabado en bastante tiempo". Al insistirle por la falta de fluido eléctrico, la consejera reconoció que efectivamente "no tiene la acometida y su coste es elevado. Se hizo la zanja pero no se puso el cableado".

Arroyo, que se encontró con el "marrón" al entrar en el área, no supo precisar porqué se optó por cocinas industriales para los albergues, "habría que preguntar al responsable de Medio Ambiente de aquella época", ni tampoco por el estado en el que se encuentran los enseres que en su momento se adquirieron, "antes de abrirlos al público, se analizará el estado de todo y lo que ya no se pueda utilizar habrá desgraciadamente que desecharlo".