En pleno debate sobre la conveniencia o no de sacar agua de la Fuente Santa para repartirla en los spa de La Palma, un doctor conocedor de la galería y especialista en hidrología médica (balnearios), Francisco José Gaudó, académico numerario de la Real Academia de Medicina de Zaragoza y, además, ingeniero de caminos, canales y puertos, ha elaborado un informe sobre los posibles tratamientos a los que se puede destinar el "sagrado" manantial, un documento con el que en realidad se refleja la importancia de un recurso único, exclusivo, que lleva años sin ser explotado inmerso en la maraña administrativa.

El experto advierte de que las aguas en la galería de Fuencaliente son cloruradas sódicas carbogaseosas, lo que implica que son "vasodilatadoras periféricas", lo que deriva "en una mayor irrigación sanguínea, con la consiguiente cicatrización de las heridas. La vasodilatación periférica consiste en mayor afluencia de sangre a la piel, y da como resultado mejor cicatrización por aportación de los factores de la coagulación y aumento de plaquetas, pero también más defensas ante infecciones al incrementarse los glóbulos blancos y mucha mayor oxigenación".

El doctor apunta en su informe que "existen actualmente muchos manantiales de aguas bicarbonatadas carbogaseosas, pero no tienen la propiedad de la vasodilatación. Las aguas cloruradas carbogaseosas sí la tienen y son escasísimas en todo el mundo. En Europa sólo existen dos manantiales". Gaudó afirma que "estamos pues ante unas aguas excepcionales muy poco frecuentes y consideradas como las aguas joya de la hidrología médica", es decir, de los balnearios.

En relación con las enfermedades que se podrían curar o paliar actualmente con la Fuente Santa, este médico indica que "podemos afirmar que todo tipo de reumatismos son susceptibles de un tratamiento, sean de tipo artrófico (degenerativo) o artrítico (inflamatorio)", ya que es el agua caliente la que actúa, "el calor provoca analgesia eliminando parcialmente el dolor y la flotación hace más fácil el movimiento". Incluye "como seguro tratamiento" todo tipo de rehabilitación del aparato locomotor, "incluso amputaciones y similares".

Cuántas personas serían capaces de desplazarse a La Palma si además supieran, tal y como apunta Gaudó, que las aguas cloruradas carbogaseosas también son beneficiosas para "todas las enfermedades relacionadas con la mala circulación sanguínea, como son la claudicación intermitente, Raynaud, acrocianosis, úlceras de decúbito, problemas arteriales, venosos y úlceras de la piel, pie diabético, psoriasis, hipertensión, y en general, todas las dolencias en las que interviene la circulación sanguínea periférica". Por el contrario, la hipotensión arterial y la bradicardia "deben ser vigiladas en los tratamientos ya que estas aguas pueden estar contraindicadas para dichas enfermedades".

El especialista remalca que en la actualidad "ya no se utilizan estas aguas para curar la sífilis y la lepra, tampoco se suelen utilizar contra el ergotismo (envenenamiento por cornezuelo de centeno), pero fueron utilizadas en el siglo XVII y XVIII en Bad Nauheim y Royat, con notable éxito en esta enfermedad frecuente en aquella época". Independientemente de las dolencias a tratar, "estas aguas se pueden utilizar en tratamientos de belleza cuando se desea oxigenar la piel de forma muy efectiva", subraya.

En relación con la balneoterapia infantil, el médico que firma el informe señala que "podemos decir que cada vez es más frecuente ver en balnearios a padres acompañados de sus hijos, pero esto exige que las instalaciones estén adaptadas a estas circunstancias". Las aguas cloruradas "son estimulantes, por lo que, en principio, son propias para todos los niños, salvo los hiperactivos".

En todo caso, el doctor aclara que habrá que realizar lo antes posible pruebas de experiencias terapéuticas de las aguas de la Fuente Santa, "para incluir los mejores tratamientos posibles y las precauciones y contraindicaciones". Incluso entiende que aunque las aguas balnearias suelen ser persistentes en composición, cualidades y temperatura, además de otros factores de gran valor favorables a la Fuente Santa, que hacen pensar que "la cualidad de ser aguas vasodilatadoras periféricas se ha tenido que conservar", sería conveniente, dice, "realizar pruebas medicas que lo confirmen", es decir, certificar que no han perdido sus cualidades.