No hay placa. Nada que la identifique. Se encuentra dentro del casco histórico de la capital, pero en un callejón trasero. Allí, en un rincón modesto, nació el padre Díaz. No fue un sacerdote cualquiera; al contrario, fue figura clave de la política, la educación, la cultura y la beneficencia en la Isla durante la primera mitad del siglo XIX, llegando incluso a ser desterrado a Tenerife por sus pensamientos liberales.

El añorado investigador y cronista oficial de la ciudad Jaime Pérez García identifica la vivienda en un recorrido histórico-social a través de la arquitectura doméstica de la ciudad. Es la casa Hernández Carmona, en la calle Cabrera Pinto número 14: "Francisco Díaz Leal, natural de Mazo, marchó a América a probar fortuna, pero allí falleció prematuramente dejando en Santa Cruz de La Palma viuda y tres hijos menores de edad que convivían con Agustín Hernández Carmona, su tío; estos tres pequeños, nacidos en aquella finca urbana, fueron don Francisco, doña Mariana y don Manuel Díaz, este último presbítero, beneficiado de la parroquia de El Salvador y personaje excepcional de imperecedero recuerdo, sobradamente conocido por sus conciudadanos".

El padre Díaz fue propietario de la casa donde nació por herencia intestada de su hermana Mariana. El inmueble fue cambiando de propietarios con el paso de los años, de los lustros, de las décadas, hasta convertirse en una casona con la fachada principal a la avenida de El Puente. La construcción llegó a estar en ruinas, o casi, hasta que a principios del siglo XXI cambió de dueños, en una arriesgada apuesta empresarial por la hostelería. Se rehabilitó toda la edificación con esmero y rebuscando en la historia, respetando el pasado, el restaurante recuperó el nombre de Mambrino, manteniendo la denominación de un bar ubicado en aquella vivienda en tiempos pasados.

La casa del padre Díaz sirve ahora, en parte, de almacén. Sin embargo, los propietarios de la casona intentan mantener en la memoria de sus clientes la figura del recordado sacerdote, cuyo monumento preside la plaza de España. Las paredes de acogedor comedor del bodegón, que vivió su reapertura hace apenas unos días, con gestión directa de sus dueños, incluso en la carta, se recuerda que allí nació uno de los más grandes personajes de la historia de La Palma. Sí, allí nació, aunque casi nadie lo sepa.