Las viviendas de Benahore, en Santa Cruz de La Palma, se entregaron a sus propietarios a principios de los 80. Es la urbanización de la capital con más residentes, supera los 2.000 habitantes, divididos en bloques de cuatro pisos de altura, con ocho hogares en cada edificación. Plazas, jardines, un colegio, supermercado, tres quioscos, una farmacia, carnicería... pero el barrio se hace mayor, también su gente, y las deficiencias comienzan a ser evidentes.

La urbanización fue poblada, en la mayoría de los casos, por matrimonios relativamente jóvenes en aquella época, con hijos a su cargo. Familias enteras que pasaron de pagar un alquiler en diferentes zonas de la capital a disfrutar de una vivienda propia, de promoción pública, a un precio asequible. Portuarios, albañiles, guardias civiles, funcionarios, desempleados, amas de casa... allí nació un pueblo entero, incluso con más habitantes que algunos municipios de la Isla.

Sin embargo, tres décadas después, las zonas comunes ya no son lo que eran y el estado de los inmuebles precisan de algo más que un simple lavado de cara para dignificarse.

La situación del barrio fue debatida en sesión plenaria. El concejal no adscrito, Alejandro Hernández, presentó una propuesta para la rehabilitación integral de toda la urbanización. Recordó que otros núcleos, como El Pilar y Santiago, la barriada de Pescadores o San Telmo, se han ido renovando "por la aluminosis", mientras que Benahoare se ha ido quedando un paso, o dos, por detrás, sufriendo los desperfectos del paso del tiempo y la indiferencia, también, de la administración.

Hernández, ahora en Nueva Canarias, habló tanto de la situación de los bloques de viviendas como de las zonas comunes, subrayando "los problemas de accesibilidad" que presentan los edificios. El más evidente, la ausencia de ascensores. "Conozco a una mujer de 80 años con movilidad reducida que lleva cuatro meses sin poder salir de su casa. Espero que a la gente que tiene 60 años y vive allí, no le pase lo mismo dentro de dos décadas por no haber actuado antes". En esa línea, reclamó la elaboración de un proyecto de actuación que sea incluido en el Plan de Renovación de Viviendas en Canarias, aunque reconoció que "no podemos engañar a la gente y decir aquí que en tres o cuatro meses las obras estarán comenzando, porque no será así. Tal vez sean para el año 2019, no lo sabemos, pero al menos hay que hacer el proyecto para poder aspirar a que los trabajos se lleven a cabo".

Alejandro Hernández, edil nacido en un barrio, es consciente de que los vecinos no tienen capacidad para asumir el coste de las obras que vuelvan a convertir Benahoare en una zona más confortable, aunque no es menos cierto que los residentes también podría colaborar con una mejor actitud a la hora de proteger lo común y corregir impactos visuales que sí son evitables sin poder ni un euro. Y ejemplos, sobran.

Todos los partidos apoyaron sin excepción la iniciativa, aunque desde el gobierno municipal se quiso introducir una coletilla, en el sentido de que el proyecto se hará teniendo en cuenta "la disponibilidad del servicio". Al edil no adscrito no le gustó tal enmienda a su moción, subrayando que "disponibilidad del servicio no es igual a no hacerlo porque se decida priorizan otras acciones". Quiere que Benahoare sea lo urgente. Luego, el resto.

Otro de los aspectos tratados fue la necesidad de que los servicios sociales municipales hicieran un estudio sobre las necesidades de las familias en el barrio. En realidad, ya lo conocen. Si Santa Cruz de La Palma tiene algo bueno, si de algo puede presumir, es del grupo de trabajadoras de ese departamento. Pero irán. Como siempre.