Las personas con discapacidad física no solo tienen dificultades para desenvolverse en los pueblos o zonas rurales por las barreras arquitectónicas, sino que incluso muestran su malestar por el incumplimiento de la ley de accesibilidad en las obras nuevas que se realizan en las zonas comerciales de los dos municipios más poblados y urbanos de la Isla, Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane.

El presidente del colectivo de discapacitados, Miguel Ángel Rodríguez, advierte de que "se trata de actuaciones en el centro de las ciudades, que en lugar de ser amables y accesibles, lo que están haciendo es ponernos más trabas para poder acceder a ellas". A propósito, señaló que "ya denunciamos en su momento que en la calle Real no se hizo ninguna conexión de una acera a la otra y nuestra sorpresa es que en la continuación de la obra en la Pérez de Brito (en el tramo que discurre desde la Placeta hasta Cuatro Esquinas), se hace más de lo mismo, incumpliendo una ley como es la de accesibilidad".

En los mismos términos se expresó sobre una de las arterias comercias más importantes de Los Llanos de Aridane que se pretende mejorar: la avenida Venezuela. En este sentido, Rodríguez señaló que "nosotros ayudamos a trabajar en un proyecto inicial, que cumplía con todas las normas de accesibilidad, pero la realidad es que se ha presentado otro proyecto distinto que no cumple para nada", advirtiendo de que "las personas con discapacidad física no podrán ir a las zonas comunes, donde estarán los bancos o papeleras que piensan poner, ya que estarán a un 9% de desnivel, cuando no se debe superar el 2%".

Fuera de los núcleos poblacionales, la situación es "para vivirla". Una vuelta por el acerado colocado en diferentes tramos de la carretera del Norte sirve para comprobar que "hay desniveles de hasta un 30%, insalvables", denuncia el presidente de la Asociación de Discapacitados Físicos de La Palma (Adfilpa).

Estos incumplimientos también se producen en obras nuevas realizadas en lugares públicos de gran interés. El mejor ejemplo es lo ocurrido "en el centro de visitantes del Tendal. Lo que ocurrió allí es una vergüenza. Una obra nueva que solo tenía que llevar una rampa para dar accesibilidad ha acabado con dos ascensores". Miguel Ángel Rodríguez lo detalla: "como la rampa la hicieron mal, tuvieron que montar un ascensor que no comunicaba el edificio como tenía que comunicarlo y, al final, se tuvo que montar un segundo ascensor para dar accesibilidad al edificio, sin que aún así quedara totalmente bien". Hace hincapié en que "los dos ascensores no los han puesto con su dinero, sino con el dinero de todos los palmeros y palmeras. ¡Dos ascensores cuando no tenía que haber ninguno!".

El presidente de Adfilpa tiene claro que el principal problema es que "aquí no se piden responsabilidades a nadie. Si realmente se sancionara o se exigieran responsabilidades a quienes hacen las cosas mal, seguramente que iríamos muchísimo mejor".