Sosó es único. Transformado en la Negra Tomasa, ese peculiar personaje carnavalero de Santa Cruz de La Palma, o inmerso en la magia de los enanos de la Bajada -los llegó a danzar hasta en siete ocasiones- tiene una capacidad innata, que anida en su ADN, capaz de desprender ilusión, fuerza, ritmo... nació para dar felicidad.

Víctor Lorenzo Díaz Molina, que así se llama, apareció en la sede del Club Náutico vestido con traje y corbata. Con sus mejores zapatos. Con el semblante de siempre: risueño. Allí estaba Morcuende (Estado), Perestelo (Cabildo), Guadalupe González (ayuntamiento)... La sensación era que en cualquier momento se le iba a "escapar" un baile, una apertura de brazos, un movimiento de cabeza... El Cuerpo Nacional de la Policía lo convocó para reconocerle su labor. Allí se fue con su familia. Seguro que se siente mejor con esas indumentarias que lo hacen único, exclusivo, entre tanta gente que lo arropa (sí, a veces lo empujan), pero los grandes, y él lo es, se adaptan con naturalidad al momento que toca vivir.

El jefe de la comisaría capitalina, Jesús Godoy, justificó el reconocimiento a "Sosó" por "la grandeza del hombre y su sencillez (...), por sus cualidades humanas, su imaginación, la ilusión por compartir alegría...". Lo bordó. Reconoció en Víctor Díaz "al palmero orgulloso de la cultura y la tradición", un ciudadano, a la postre, "ejemplar y que realiza un trabajo desinteresado en favor de las costumbres" de un pueblo. Su pueblo.

Después del acto, "Sosó" se mostraba "orgulloso" del reconocimiento, aunque dejó claro a EL DÍA que "no me lo han entregado solo a mí. Yo soy el que lo recoge, pero en realidad es para toda La Palma, para todos los palmeros, que son los que hacen las fiestas". Realmente emocionado, "estoy aquí feliz, muy feliz, con mi familia", advirtió de que "mientras me pueda mover, seguiré bailando la Negra Tomasa. El año que viene, al menos, espero que salga". Y mira que se le espera...