La Palma ofrece al visitante su naturaleza: una belleza única. Paisajes diferentes en sus apenas 706 kilómetros cuadrados. Sin embargo, su territorio cuenta con un ocio reducido, incapaz de superar un techo de visitantes bastante limitado, donde lo alternativo (senderismo, observación del cielo, parapentes...) no acaba de ser suficiente para dibujar un destino competitivo. Sí, cuesta reconocerlo pero el turista medio se aburre.
Las fuerzas políticas con mayor peso (aquel que ofrece las urnas) se pusieron de acuerdo hace más de una década en incrementar las potencialidades de la Isla como destino pero sin llegar a masificar su territorio. Aprobaron el Plan Territorial Especial (PTE): campos de golf, algún puerto deportivo, abrir el territorio a nuevas instalaciones alojativas... nada salió bien. Chocó con la falta de inversores reales en algunos casos, inseguridad jurídica en otros, especuladores del suelo y, para rematar, la sentencia del Tribunal Supremo (TC) que declaró “la nulidad radical” del documento.
Al Cabildo se le cayó el “castillo”. Sin embargo, el convencimiento de que se debe apostar por el desarrollo de proyectos que miren al turismo se mantiene. Esa filosofía no ha cambiado. En concreto, en los presupuestos de 2016 se reflejan iniciativas que así lo demuestran. Unas de mayor calado y la mayoría de menor repercusión, que buscan la creación de lugares a los que acudir, al menos algo que ofertar, repartidos por la geografía insular. Eso sí, hablar de fecha de finalización es, como casi siempre en La Palma, demasiado arriesgado. Imposible.
La actuación más importante que la Isla debe afrontar es la Fuente Santa, pero, sin embargo, es la que más dudas presenta por su desarrollo en un espacio protegido. El presupuesto de la institución insular reserva apenas 74.000 euros para el manantial, ya que debe esperar a clarificar su situación urbanística. Aun así, el gobierno insular defiende que 2016 será un año determinante para fijar unos plazos reales para la construcción del ansiado balneario. Mientras tanto, un grupo empresarial trabaja con la idea de sacar agua “bendita” hasta un spa que se crearía en el casco de Fuencaliente, con gestión municipal. Algo se “mueve”. ¿Suficiente?, quién sabe...
Por el contrario, la obra más palpable es, sin duda, el centro de visitantes del Roque de los Muchachos. En la actualidad, el visitante que acude a la cima de la Isla, miles cada año, no tienen a su disposición ni tan siquiera un urinario. En 2016 la inversión prevista en las cuentas insulares es de 1,4 millones de euros. Los trabajos ya han sido adjudicados y está previsto que finalicen en 30 meses, con un presupuesto de 3,3 millones para la construcción más otros dos de equipamiento. Es clave y, además, rentable.
Más cercano para su puesta en marcha está incluso el centro de visitantes de la Cueva de las Palomas (tubo volcánico de Todoque), donde ya se ha instalado una pasarela apoyada sobre pilares para que sea visitable. Se trata de una galería de unos tres metros de anchura y poco más de 500 metros de profundidad, en la que habitan varios tipos de invertebrados muy adaptados a la vida en oscuridad. Un espacio que será atrayente y fácil de “vender” al visitante.
La idea real de la institución insular es que el turista que recorra la Isla tenga diferentes lugares en los que poder disfrutar. En Los Cancajos, donde se quedan miles de turistas y en los que la oferta de entretenimiento se ve reducida prácticamente a la playa, el presupuesto del Cabildo destina 125.000 euros para un museo de la sal. La inversión tendrá carácter plurianual, con la misma cantidad, al menos está comprometida, en 2017.
Hay otras actuaciones menos significativas. Si se quiere, “detalles”. Ocurre en Santa Cruz de La Palma, en este caso con un ascensor panorámico dirigido principalmente a los cruceristas, entre la zona de Correos y la ermita de Luz. Un proyecto del exalcalde Juan José Cabrera que se frenó tras una petición innecesaria a Patrimonio Histórico. Tiene partida económica para este año, de 150.000 euros.
Las dos últimas acciones previstas en el nuevo presupuesto son en Tijarafe y la Villa de Garafía. La primera, una obra de Luis Morera, es el Mirador del Universo. En su pavimento, de azulejos, aparecerán escenas interpretativas del cosmos desde tiempos remotos. Y, por último, la actuación más polémica, el proyecto de Ibarrola en Garafía. El artista vasco pretende realizar en el municipio norteño una de sus obras, pintando las piedras de un barranco. El Cabildo cree que atraerá a personas interesadas en ver ese trabajo. Sí, para qué mentir, genera demasiadas dudas, pero es parte de una nueva filosofía que apuesta por una isla con más cosas que ofertar.to....