Mariano Hernández es senador, consejero, una referencia del Partido Popular en La Palma... Sí, es todo eso, pero en el fondo, sin la piel de político, no deja de ser un joven de apenas 33 años, soltero y sin grandes ataduras, circunstancias que entremezcladas le permiten ir siempre de cara. Reflexivo, pero sin dar rodeos y tomando decisiones sin los miedos del que puede perderlo todo.

Senador, consejero en el Cabildo y concejal en el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane. ¿No es mucho para un solo cuerpo?

Sí, un poco sí. La verdad es que según pasan los días vas notando que son muchas responsabilidades. Ayudan la juventud y las ganas por cambiar las cosas, pero espero que pronto se sepa si se van a repetir o no las elecciones para tomar una decisión al respecto.

En caso de que no se repitan las elecciones, ¿dejará alguna de sus responsabilidades políticas?

En ese caso, renunciaré al acta de consejero en el Cabildo de La Palma. Es una decisión que ya está tomada.

Dígame una cosa, ¿sirve para algo el Senado?

Antes de estar en el Senado, antes incluso de saber que sería el candidato del PP, tenía mis dudas y mis reticencias sobre la Cámara Alta. La realidad que me ha tocado vivir en estos escasos dos meses es que quizás el trabajo en un grupo como el Partido Popular en la cámara, donde somos más de 140 senadores, no se vea tan reflejado como en el grupo mixto, donde existen más posibilidades de participar en los plenos. Pero ser senador sí sirve y mucho para adelantar temas que son cruciales para La Palma. En este tiempo me he reunido con la directora de Costas y con el secretario de Estado de Hacienda para resolver diferentes cuestiones tan importantes como la rebaja del IRPF para los plataneros. Esa es la clave y es lo que tenemos que aprovechar.

Aquello era un cementerio de elefantes...

En esta legislatura hay una importante renovación, sobre el 60% de los senadores, y te encuentras con bastante gente joven. Tengo 33 años y hay siete senadores más jóvenes que yo. Está teniendo lugar un cambio que personalmente entiendo muy positivo y que habla de la renovación que se está produciendo en la política española.

¿Tiene miedo de haber llegado pronto y "quemarse" con la misma celeridad?

Por ahora no he tenido tiempo de pensar en eso. Tengo clara una cosa, y es que en cualquier sitio en el que esté voy a dar el máximo, como he hecho hasta ahora en todos los puestos de responsabilidad que me ha tocado desempeñar. Soy un cargo electo y al final son los ciudadanos los que deciden con su voto que esté o que no esté.

Se le acusa de ser poco político y demasiado directo. ¿Si es no, es no?

Por ese motivo sí me han dicho que me puedo quemar, por ser demasiado claro con los vecinos. ¿Sabe?, no me arrepiento. Me niego a engañar a la gente. Yo no sirvo para esa clase de hacer política. Eso de dar largas, del ya veremos, de buscar excusas... no pienso mentir a nadie ni dar esperanzas de algo que es imposible. Si hay alguna opción de resolver un problema o atender una petición se trabaja hasta el final, pero hay que ser claro y decir la verdad, aunque a veces no guste.

Que sea elegido para todos los "saraos", ¿genera envidia dentro de su partido?

No tengo esa sensación. Me siento muy respaldado, querido y apoyado dentro del Partido Popular. Y no solo por los cargos del PP, sino también por los simpatizantes. Incluso por gente de otras fuerzas políticas. Y agradezco que cuando me equivoco, vengan y me lo digan. Cuando entré en política me dijeron que las primeras puñaladas te las daban dentro de tu propio partido, pero yo he vivido todo lo contrario. Y se lo digo con toda la sinceridad del mundo.

¿No me dirá que no lo ven un poco como el protegido de Asier Antona?

Que no, que no. El presidente tiene confianza en sus representantes políticos y así lo demuestra cada día. Asier para nosotros es un ejemplo de juventud, de ganas, de marcar objetivos y alcanzarlos, de crear un buen ambiente y un grandísimo equipo de trabajo en La Palma. Los resultados lo avalan.

¿Se ha dado cuenta de que ahora trabaja gratis en el ayuntamiento?

Ni me planteo si cobro o no del ayuntamiento. Me marco unos objetivos para el municipio y trato de lograrlos. Ya recibo una remuneración por ser senador, responsabilidad que lógicamente también asumo. Lo que estoy es contento por no costarle nada a mis vecinos. Además, con Noelia es mejor que nadie se relaje. Ella es alcaldesa las 24 horas del día y los 365 días del año. Deja trabajar a sus concejales, confía plenamente en nosotros, pero vive Los Llanos de Aridane como nadie que conozca y para seguir su ritmo hay que estar siempre pendiente de las necesidades del municipio. Se sorprendería de la capacidad de trabajo que tiene.

¿Pero ahora se siente un poco más senador, consejero insular o concejal?

Lo primero que me siento es concejal y si le digo lo contrario es que le estoy mintiendo, pero es inevitable. La política municipal es más directa, más cercana al ciudadano, a sus problemas del día a día.

¿Cómo se gobierna Los Llanos de Aridane en minoría?

Aprendiendo cada día muchísimo e incluso creciendo como persona. Estamos siendo capaces de escuchar y asumir las propuestas que nos llegan de los diferentes grupos. Lo que sí le digo es que estamos en un momento político en el que parece que las minorías quieren apropiarse de las mayorías que tienen otros partidos. Y eso también lo notamos cada día. Hasta el momento, quien ha cedido en todos y cada uno de los puntos y acuerdos que hemos tenido que alcanzar ha sido siempre el grupo de gobierno. Vemos poca cintura y poca capacidad de negociación en el resto de grupos.

¿Cuántos amigos nuevos le han salido en estos últimos cuatro o cinco años?

Tengo que reconocer que tengo mucha suerte con los amigos. Son los mismos de toda la vida, los de la infancia. Bueno, también he hecho amigos en gente de mi propio partido, con la que tienes relación. ¿Sabe lo que me han salido en estos últimos años?, enemigos. Durante mi experiencia política me ha tocado defender y sacar adelante temas comprometidos y de mucho debate público, lo que al final obliga a la toma de decisiones con las que no todo el mundo está de acuerdo.