Los enanos no saben de política. Ni tan siquiera lo pretenden. Desconocen quién cree en el proyecto del parque subacuático o cuántos son los que hacen hasta fuerza para ver si las figuras en cualquier momento se rompen. ¿Qué van a saber, si son de hormigón?

Las siete figuras de 1,63 metros y aproximadamente 450 kilogramos de peso, diseñadas por Miguel Marzán, fueron hundidas en junio de 2014 a unos 20 metros de profundidad, en el litoral de Santa Cruz de La Palma, con la esperanza de que la vida volviera algún día a ese espacio arenoso, degradado. Bueno, no todo era tan bohemio: detrás del proyecto también había un componente claramente económico que pasaba por tener algo diferente, al menos una cosa, que ofertar a los miles de submarinista-turistas que se mueven por Canarias para encontrar rincones atrayentes.

También se pensó en hundir algún pecio, se diseñó la creación de un laberinto, descender más enanos hasta recrear la mágica danza, dejar un espacio lúdico para los más pequeños, incluso se habló de representar batallas navales... Pero nada más se hizo. Ilusos. Hubo elecciones, cambio de gobierno, se marcan otras prioridades y el proyecto acabó "muriendo". Todo menos los enanos, que por allí abajo siguen.

Durante meses se ha cuestionado el estado en el que se encuentran las figuras. Si realmente estaban de pie. Si alguna se había roto. Si se acercaban peces o había vegetación. Para conocer la situación real de los enanos, sin hipótesis sino con realidades, esta redacción contactó con Miguel Medina, experto buceador y delegado en La Palma de la Federación Canaria de Actividades Subacuáticas, quien esta misma semana, hace apenas unos días, realizó una visita a la zona acompañado por el fotógrafo Danny Medina, quien aporta a este reportaje imágenes reveladoras.

"Todos los enanos están de pie. El único desperfecto que hemos podido observar es que una de las figuras está sin gorro, aunque no es de ahora. El gorro se desprendió cuando lo estaban embarcando en el muelle. Se decidió bajar en esas condiciones y ponerle el gorro abajo (en el fondo del mar) sin pegarlo, por lo que cada vez que hay un poco de mar se le cae", aclara Miguel Medina, quien destaca que "hay que ver la cantidad de vegetación que tienen (las figuras) y peces a su alrededor. Aquello es todo arena y antes no había vida ninguna. ¡No había nada! Solo por eso, sin valorar nada más, ya merecen la pena".

Medina, que conoce a la perfección el mundillo que rodea al submarinismo, hace especial hincapié en que "los enanos atraen a submarinistas. No creo que nadie lo pueda dudar. En esa zona se intentó hacer el Campeonato de Fotografía Submarina de Canarias (se fue a otro espacio por mal tiempo). Yo fui días antes de la fecha prevista para el campeonato con varios fotógrafos de todas las Islas y les encantó el lugar, tanto por la vida que está generando la escollera de la playa y el alrededor de los enanos como por la impresión que causa ver esas figuras debajo del agua. Es una sensación diferente, muy agradable". "El ejemplo lo tiene en el parque subacuático que se ha creado en Lanzarote. ¿Por qué allí sí y aquí no? Claro que es interesante", sostiene.

La esperanza es que los enanos parecen querer esperar. ¿Parecen? ¿Cómo desesperarse siendo de hormigón?