El incendio forestal que se declaró el miércoles, sobre las 14:00 horas, en la zona de Jedey (El Paso) está desbocado. Afecta a unas 2.000 hectáreas y las llamas amenazaban anoche con llegar a los montes de Breña Alta: alcanzar el refugio del Pilar y meterse de lleno en el Este. Y no es solo eso. Se expande. También Fuencaliente en el Sur estaba en la encrucijada, con el ardor tocando la zona de El Charco antes del anochecer. La sensación es agobiante, a pesar del enorme esfuerzo y despliegue tanto de medios humanos, más de 200 efectivos, como materiales, destacando media docena de helicópteros, un Air Tractor y dos hidroaviones que llegaron a la Isla sobre las 17:00 horas procedentes de Málaga y Madrid. Todos a una.

Nadie sabe cuándo será controlado. Ni tan siquiera acotado. Al cierre de esta edición, la madrugada parecía clave para saber el futuro del fuego, aunque el presidente canario, Fernando Clavijo, ya aventuró pasadas las 18 horas de ayer que "no será fácil. La situación probablemente a lo largo de la noche se pueda complicar más". Su mensaje era clarificador: "Estaremos varios días trabajando en la zona (...) Todas aquellas actividades lúdicas al aire libre que sean por favor suspendidas y estemos todos muy atentos".

Tras horas de reuniones en el puesto de control, Clavijo era plenamente consciente de que las llamas se estaban "comiendo" todo lo que encontraban a su paso y que para detenerlas había incluso que contar con algo de fortuna, sobre todo porque las condiciones meteorológicas iban a empeorar. La previsión: más calor e incluso viento. Nieves Lady Barreto, consejera regional de Emergencias, reconoció entonces la "virulencia del fuego", que en muy poco tiempo "ha quemado una gran cantidad de superficie". Semblante de preocupación antes de poner todo el énfasis en la peligrosidad de los frentes en dirección a El Pilar y Fuencaliente.

Y, aún con todo, pese a lo que se estaba viviendo, nada de lo narrado fue lo peor. Ni de lejos. Lo peor fue dramático: Fran Santana tenía 54 años. Era agente de la Unidad Insular de Medio Ambiente. Llevaba casi media vida observando desde cerca los incendios. Un experto. El viento lo traicionó. Era de madrugada y un giro inesperado de una racha cruel lo emboscó dentro de las llamas. Deja mujer y cinco hijos.

Una muerte que condiciona lo demás. El resto se analiza con cierta relatividad. Cuando pasadas las 14 horas se comunicó por radio al retén de Medio Ambiente en el Refugio del El Pilar que retrocediera, allí donde una pareja de la Guardia Civil comenzaba a cortar el tráfico por la cercanía de las llamas, miró al redactor con la cara del que ha perdido a algo más que un compañero. "El fuego es traicionero". Solo dijo eso. Lo dijo todo.

Y la realidad, aunque parezca mentira, es que todo parecía controlado a la 1:30 de la madrugada. La impresión en aquel momento era que el siniestro se iba a poder perimetrar con el inmenso esfuerzo del personal de tierra: Medio Ambiente, Bomberos, UME, operarios de otras islas... Pero no. Al contrario, horas más tarde, sobre las cinco de la mañana, las llamas descendieron del monte con una virulencia inesperada en busca de Las Manchas. Se la quería "comer".

Se decidió evacuar a este barrio, también vecinos de Tajuya y San Nicolás. 700 personas tuvieron que dejar sus casas. Allí, a apenas 500 metros de las viviendas, en la zona conocida por Llano Tamanca, llegó el fuego.

Fueron momentos de desconcierto. De vehículos que iban y venían. Mientras, otro frente alcanzaba la zona de Campanario, arriba, en las lavas del volcán de Tihuya. En "nada", en un espacio corto de tiempo, se había pasado de la tranquilidad a la "locura". De madrugada las distancias parecen incluso más cortas, el miedo es mayor, el color del fuego se hace más patente.

Al amanecer ya se sabía al menos una cosa: sería un día duro. Es cierto que con el transcurrir de las horas se lograron controlar las llamas que amenazaban las zonas pobladas (Las Manchas o Jedey), pero "caminaban" con celeridad en busca de la montaña. Había calor, sobre los 30 grados, pero casi no soplaba el viento. El incendio iba a un ritmo cansino, lento, aunque con una "lengua" de fuego de centenares de metros. ¡Era enorme! Mirabas hacía el monte desde El Paso, también desde Los Llanos de Aridane, desde todo el Valle, y arriba todo era una nube de humo. Gris. Sí, impresionaba.

El fuego se había metido definitivamente en zonas donde es sumamente complejo enfrentarse a pecho descubierto: por tierra se juegan la vida. La orografía del terreno, zonas escarpadas, marca también el operativo, pero el trabajo por aire era de tal calibre que al mediodía se volvió de nuevo a respirar cierto optimismo. Uno de los frentes del fuego parecía desviarse a zona quemada. A morir allí. Todo fue ficticio. En realidad, ya nadie sabía a qué atenerse.

Las llamas se estaban acercando peligrosamente al Pico Birigoyo. Ver ese color rojizo en la zona de la Barquita bien avanzada la tarde era pensar en la opción real de que el fuego podría cruzar a la otra vertiente. Pero iba lento y era una "lucha" sin descanso por tratar de frenarlo. "Si se mete en el refugio de El Pilar, si es capaz además de cruzar la pista de La Hilera (que "parte" el Valle del Este), las repercusiones del incendio serán enormes; peor de las que nos podemos imaginar", mascullaba un experto del dispositivo contra incendios.

Si en el monte no había tregua, el frente hacía Fuencaliente acabó por expandir el fuego. La zona de incendio se estaba haciendo inmensa. "Ya ha pasado Mendo (antiguo horno incinerador) y si el incendio sobrepasa la zona de malpaíses tendremos serios problemas", afirmaba un vecino del municipio sureño. Y ocurrió. Las llamas superaron ese terreno estéril de lava volcánica. Se decidió entonces evacuar a los vecinos de El Charco y se avisó también a los de Las Indias, La Fajana y Los Canarios (núcleo urbano). Unas 1.700 personas, que se unen a las 700 que tuvieron que dejar sus casas desde ayer de Las Manchas.

Las llamas habían llegado casi a la zona poblada, aunque el trabajo de personal municipal y de voluntarios lograron controlarlas. Es un pueblo con gente valiente, que saben organizarse sin esperar mucho de nadie y, además, con la experiencia de lo vivido hace siete años. Pero no todo estaba ganado, frenar el calor en El Charco podía apenas ser el comienzo. La madrugada debía marcar el rebrote o no de un incendio traicionero.

Y mientras se mantiene la lucha, con el golpe imborrable de un fallecido, el joven de 27 años y de nacionalidad alemana, sin domicilio conocido, detenido como autor confeso del incendio, ha declarado ante la Guardia Civil que provocó el siniestro "de forma accidental". Le prendió fuego al papel higiénico que utilizó después de defecar en una zona de pinocha.

Sí, así comenzó todo.

Unas 2.000 hectáreas se han visto afectadas (que no quemadas) por el incendio iniciado en Jedey, aunque habrá que esperar hasta que el siniestro se controle para tener una cifra definitiva.

Muestras de duelo

Políticos, artistas, colectivos de diferente índole... las muestras de dolor por el fallecimiento de Fran Santana fueron constantes durante el día de ayer. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (PP), y los líderes socialista Pedro Sánchez y de Ciudadanos Albert Rivera se sumaron a través de internet al duelo. También el cantautor madrileño Alejandro Sanz, que actúa en Canarias este fin de semana, mandó "un fuerte abrazo a toda la gente de la isla de La Palma", porque "todo lo que ocurre en ese paraíso nos afecta a todos". El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural ha lamentado igualmente en un comunicado la muerte del Agente de Medio Ambiente. Ha hecho lo propio WWF España, al igual que el sindicato UGT al que pertenecía. Por supuesto, en la misma línea se expresaron miembros del Gobierno de Canarias, con Fernando Clavijo al frente, y de todas las instituciones de La Palma.