Los dos testigos en los que se fundamenta la acusación del Ministerio Fiscal contra tres vecinos del barrio de Tigalate por el incendio registrado en 2009 que afectó a cerca de 4.000 hectáreas de los municipios de Mazo y Fuencaliente, matizaron ayer ante la Audiencia Provincial las declaraciones realizadas apenas meses después del siniestro ante la Policía Judicial, aclarando que no pueden confirmar que los tres voladores que vieron sobre la hora en la que se inició el fuego (23:00 horas del 31 de julio) fueran lanzados justamente desde la plaza donde estaban los investigados.

Los dos testigos son vecinos de Tigalate. Se encontraban en sus viviendas, situadas a apenas un centenar de metros de la fiesta. Ambos habían declarado en 2009 que los voladores fueron lanzados cerca de la ermita minutos antes de iniciarse las llamas. Romualda C.G. explicó ayer que "estaba en la azotea" de su vivienda cuando vio caer un volador. En ese momento no se inició el incendio: "Bajé a la cocina y cuando volví a subir (a la azotea) el fuego ya estaba loco", subrayó.

A preguntas del fiscal, la testigo dijo que al menos ese volador había sido lanzado, esa fue su primera impresión, "desde la plaza, al lado de la palmera", donde se podían encontrar dos de los investigados; es decir, los encargados de la comisión de fiestas de lanzar los artefactos. Sin embargo, en el posterior interrogatorio del abogado de la defensa, Romualda C.G. reconoció que "los voladores también pudieron ser tirados desde detrás de la plaza. Sí, es posible". Era de noche y estaba a unos cien metros de distancia. Sí, duda.

El segundo de los testigos en los que se apoya la acusación del fiscal es Lothar E.F., quien ante la Policía Judicial también declaró en 2009 que los tres voladores que había visto entre las 22.30 horas y las 23:00 horas del 31 de julio de 2009 se tiraron desde la plaza de Tigalate. Ayer, sin embargo, su versión cambió de forma radical. "Estaba sentado en el jardín, de espaldas a la plaza", sentenció. Es decir, tampoco pudo ver de dónde ni quién había manejado los artefactos.

Lothar E.F. subrayó que vio "caer algo rojo del cielo" y posteriormente "se inició el fuego". No solo vio un volador a esa hora: "Dos explotaron, mientras que otro no lo hizo y quizás fue lo que vi caer". El fiscal recordó al testigo que ante la Policía Judicial había declarado que los voladores fueron lanzados desde la plaza, lo que, en esta ocasión, negó, haciendo de nuevo hincapié en que "no veía la plaza. Estaba de espaldas".

Un tercer vecino, Emanuel M.L., también declaró haber escuchado varios voladores tanto por la tarde como por la noche del día del suceso, "pero seguro que no fueron lanzados desde la plaza", lugar donde se encontraba antes y en el momento en el que se inició el incendio. Tampoco los agentes de la Policía Local que se encontraban en la zona la noche del 31 de julio de 2009 escucharon ni vieron lanzar voladores cerca de la ermita, a pesar de que dos de ellos llegaron veinte minutos antes de que comenzara el incendio. Además, fueron los primeros en alcanzar el lugar donde comenzaron las llamas.

Allí, con el calor de la noche, "nos encontramos con una persona conocida por la Policía (por otros antecedentes), que nos comentó que si no llega a salir corriendo se hubiera quemado el culo", afirmó el jefe del Cuerpo. No lo detuvieron ni le tomaron declaración, pero "lo pusimos en conocimiento de la Policía Judicial", que, sin embargo, pronto descartó que el incendio fuese intencionado.

Las declaraciones del jefe de la Policía Local fueron ratificadas por otro agente. Además, otros dos policías afirmaron también que aquella noche, justo cuando se inició el fuego, "ni vimos ni escuchamos voladores que se lanzaran desde la plaza" de Tigalate.

Una fiesta que el exalcalde permitió de forma ambigua

El exalcalde de Mazo, Francisco Javier González, reconoció que el ayuntamiento dio permiso para celebrar la fiesta en el barrio de Tigalate, aunque con un decreto ciertamente ambiguo. Por un lado, se autorizó la totalidad del programa presentado por la comisión de fiestas, pero, a la vez, no se nombró el lanzamiento de voladores y sí de fuegos de artificio, más peligrosos en una alerta por incendios forestales. Por su parte, Julio Cabrera, consejero en aquel momento de Medio Ambiente, admitió que el decreto de prohibiciones emitido por el Cabildo en julio de 2009 por las altas temperaturas no incluía los voladores, solo "el fuego en áreas recreativas y la suspensión de la jornada de caza", pero dejó claro que el decreto de alerta lleva implícito "que no se pueden lanzar voladores ni fuegos artificiales". Por su parte, Miguel Ángel Morcuende, responsable técnico de Medio Ambiente en el Cabildo de La Palma en 2009, relató las condiciones extremas de aquellos días, por el calor reinante, dejando entrever que no se tenía que haber lanzado voladores en aquellas climatología. A lo largo de las declaraciones quedó al descubierto que el uso de voladores es una práctica habitual en La Palma y la facilidad que exdiste para adquirir este tipo de artefactos.