En el tercer día del juicio contra tres vecinos de Tigalate por el incendio registrado en el verano de 2009 en Villa de Mazo y Fuencaliente, que afectó a cerca de 4.000 hectáreas, Alejandro P.H., uno de los responsables de la pirotecnia familiar Pérez Cabrera, donde se fabricaron y vendieron los cohetes que se investiga si pudieron producir el devastador suceso, dejó claro ante la Audiencia Provincial que "un volador no quema (...) es imposible que recorra 300 metros (distancia entre la plaza y el lugar donde comenzó el siniestro) y provoque un fuego".

Alejando P.H. contó a preguntas del fiscal que la empresa familiar a la que pertenecía, que ha cesado su actividad, "regaló 50 voladores a la comisión de fiestas", una entrega que se hizo "fuera de la industria", por lo que no estaba obligado a realizar registro alguno. Y es que el único requisito para poder acceder a estos artefactos es "tener más de 18 años". Se regalaron los cohetes en un gesto de agradecimiento "por habernos contratado los fuegos de artificios" previstos para el 1 de agosto de 2009 y que "solo pueden lanzar profesionales", aunque no se pudieron celebrar por haber sido declarado el fuego un día antes.

Este experto en fuegos de artificios explicó que el fulminante del volador está formado "por nitrato y aluminio" y que cuando se lanza "sube y explota. No quema. Es imposible que recorra 300 metros y menos cuesta abajo". Además, apostó un dato importante para el juicio: "La cápsula es la misma para todos los voladores que se fabrican", es decir, que los restos plásticos encontrados en la zona donde se inició el incendio por la Policía Judicial pueden ser de cualquier cohete, lanzado desde la plaza o desde cualquier otro punto de este entorno. Por último, apuntó que la compra de voladores "era habitual", y no solo para fiestas, "también para cumpleaños o por el fútbol".

También declaró la persona que entregó los voladores a la comisión de fiestas, Sandra P.H., quien ratificó que se regalaron 50 cohetes, "los conté dos veces", y que la recepción de los mismos "se hizo fuera" de la industria. Afirmó que ni se regalaron ni se vendieron más artefactos de este tipo para las fiestas de Tigalate.

Acusación y defensa tomaron también declaración, en este caso por videoconferencia desde la Audiencia de Bilbao, a Camilo A.C., la persona que la Policía Local vio salir del lugar donde se declaró el incendio. A propósito, manifestó que se encontraba en la plaza de Tigalate, donde se celebraba la fiesta, desde las 20.30 horas, aproximadamente, y que no vio ni escuchó lanzar ningún volador del lugar una vez se hizo de noche. El último que se tiró fue "cuando estaba llegando a la plaza".

Camilo A.C. contó que se enteró del incendio estando en la plaza: "Vino un niño y lo dijo. Miré y vi la claridad del fuego", lo que hizo que saliera corriendo hacía el lugar. Fue, siempre según su versión, la primera persona que llegó al inicio del siniestro, pero no contaba con medios para controlarlo. "Después llegó el cabo (de la Policía Local) y me preguntó que estaba haciendo allí. Le dije que llegar antes que él". Con posterioridad, "subí a la carretera y me atendieron en la ambulancia de unas heridas en los pies".

La Policía Judicial descartó desde el primer momento su implicación en el incendio.

Dos testigos con problemas de memoria

Por la sala pasaron ayer además un hombre de avanzada edad, que no se acordaba de lo ocurrido: "Ando medio chafado", dijo, aunque tras el incendio había declarado que incluso lanzó uno de los voladores al encenderlo con un cigarrillo, pero siempre horas antes de iniciarse el incendio; así como una mujer que en el período de años transcurridos desde que se declaró el incendio hasta la actualidad sufrió una "grave enfermedad" que le ha afectado a la memoria, según manifestó ante la Sala.