"Uno, dos, tres, cuatro, cinco (coloca tendones)... Ahora seguro que te encuentras mejor". Joseíto tiene una capacidad innata para curar con sus manos. Conoce cada músculo, sabe dónde se encuentran todos los tendones que "saltan" con cada torcedura de tobillo o muñeca, y posee un don innato para sanar pequeñas pero dolorosas lesiones musculares que en ocasiones no son tratadas de forma adecuada por profesionales de la medicina.

No es un charlatán. Al contrario, resulta sorprendente comprobar "in situ" cómo sus pacientes entran cojeando o con fuertes torticolis en un pequeño habitáculo convertido en una consulta, y tras apenas quince o veinte minutos abandonan el lugar sin apenas dolor. Todos coinciden en una cosa: "Algo tiene...". Tampoco es raro que recomiende a algunos de sus usuarios que acudan al hospital. Sabe que no lo cura todo y cuando al tocar una lesión se da cuenta de que es un problema de hueso, o producido por alguna enfermedad, opta por no meter sus manos. Es cauto y quizás esa facultad le ha permitido ganarse a la gente.

Tampoco lo hace por dinero. Es consciente de que muchas de las personas que pasan por sus manos tienen escasos recursos y cobra la voluntad, un dinero que acaba reinvirtiendo en vendas, pomadas, esparadrapos... Lo comido por lo servido. O casi.

José Manuel Negrín, que se desplaza con regularidad a Tenerife para atender a pacientes "de siempre", es especialista en shiatsu (terapia manual originaria del Japón), aunque, por encima de cualquier otra consideración, es uno de esos personajes característicos de cada pueblo. Seguramente, de los últimos que le quedan a Santa Cruz de La Palma. Es fácil identificarlo con la calle Real. O, para ser más exactos, con ese tramo de vía que discurre desde la entrada a la O''Daly, pasando por la fachada de Correos y hasta su oficina, en un inmueble cercano al edificio de Usos Múltiples.

La Investigadora sabe de su labor. Esta sociedad conoce el trabajo de Joseíto, nacido en 1941, que no solo se resume en su labor como sanador, sino que además destaca por otra de sus pasiones: la meteorología, con una estación oficial ubicada en su propia vivienda, en el barrio de Mirca. Y por ello, hoy, sobre las 20.30 horas, le entregará un merecido Diploma de Honor.