La playa de Santa Cruz de La Palma no es un capricho. Es cierto que la capital tiene una zona de baño a centenares de metros de la ciudad, en Breña Alta, y que lo sencillo es cuestionar, sobre todo sino se vive en la capital, una inversión superior a los 30 millones de euros, pero habría que remontarse a los orígenes de este proyecto para saber que la zona de baño, con un remate final sencillamente espectacular, responden a la necesidad imperiosa de proteger la avenida Marítima del océano, después de que se haya demostrado desde siempre que la mar es capaz de amenazar a comercios y viviendas.

El suceso con mayor repercusión fue el registrado entre los días 8 y 9 de enero de 2009, cuando el oleaje rompió con fuerza en el malecón y acabó arrastrando vehículos hasta los locales ubicados al otro lado de la avenida. La mar inundó establecimientos y hogares. Pero no fue el único. Santa Cruz de La Palma ha tenido que convivir con el goteo constante, en mayor o menor medida, de la afección del Atlántico en su frente marítimo. Llegó a ser casi habitual, justo hasta el comienzo de las obras de la playa, que se prohibiera aparcar en diferentes espacios de los terrenos ganados al mar por las altas mareas, que en ocasiones acababan "tragándose" coches estacionados.

El océano llegó incluso a destrozar una tubería de cien metros de longitud que llevaba aguas negras hasta la depuradora, ubicada en Maldonado. Se declaró una obra por emergencia, pero durante días vertió al agua. Fue en marzo de 2007, hace ahora una década, el mismo día que el ayuntamiento decidió colocar tableros para proteger las fachadas de los negocios de la zona.

El Atlántico volvió a pegar duro a Santa Cruz de La Palma en 2015. En aquella ocasión, la zona de Maldonado fue la más perjudicada, con viviendas desalojadas. La playa ya estaba bastante avanzada y afortunadamente el dique norte, que sufrió desperfectos, evitó daños en la Avenida Marítima.

Es más, no siempre ha sido conveniente pasear por la parte de la avenida más cercana al mar, lo que ha cambiado de forma radical. En los primeros días de la playa, se ha multiplicado la presencia de ciudadanos que pasean por unas aceras que piden a gritos una reforma. Sí, además de proteger a la capital, Santa Cruz de La Palma ha ganado un espacio de "vida" y un recurso con potencialidades económicas enormes.

Sí, hay razones incluso psicológicas, si se quiere, que apoyan esta construcción. ¡Dan ganas de salir a la avenida! La presencia masiva ayer mismo de bañistas certifica, por si alguien lo dudaba, que a los vecinos les gusta una ciudad de cara, conectada, con el océano. Al contrario que un malgasto, que algunos pregonan, los hechos demuestran que es la mejor obra realizada en décadas en la capital. Que no es poco.