El enrame de la Cruz no está solo reservado para los cristianos. Es cierto que se trata de adornar el símbolo más importante de una religión mayoritaria, pero es una tarea que en realidad supera la fe para convertirse, en la mayoría de los barrios, en un encuentro vecinal donde tan solo se mide, se tiene en cuenta, las ganas por colaborar, por disfrutar de algo propio que ha sido capaz de perdurar en el tiempo.

Las cruces en Breña Alta son majestuosas. Para ser más exactos, el tramo que comienza en la zona alta de La Pavona y que desciende hasta las medianías está salpicado de auténticas obras ingeniosas y artesanas elaboradas por los cruceros, por lugareños, que no solo centran sus diseños en el propio símbolo, adornado con flores o joyas, sino en el entorno más inmediato, con representaciones de diferente índole: la Virgen, los trabajos del campo, los sueños...

Es una fiesta que no solo vive Breña Alta. Tiene extensión por diferentes municipios de la Isla. En la capital, por ejemplo, destaca la muestra de mayos, muñecos de trapo elaborados para cuidar las cruces, aunque también cada barrio se esfuerza por mostrar su cruz en todo su esplendor.