Después de una semana con el foco informativo puesto en lo que ocurre en la zona montañosa de Fuencaliente, al sur de La Palma, el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha respondido a través de las redes sociales a la pregunta clave que se hace la ciudadanía después del enjambre sísmico vivido en Cumbre Vieja: ¿habrá realmente una erupción? Sin poder descartarla, lo más probable por ahora es que no se produzca.

En concreto, Involcan deja claro que "con la información científica existente hasta la fecha solo podemos decir que un alto porcentaje de este tipo de procesos no deriva en una erupción". Y añade que "es normal que ocurran enjambres sísmicos en una zona volcánicamente activa", como es el caso.

Al ser cuestionado por el tipo de señales o fenómenos que podrían acentuar la posibilidad de una erupción, el citado instituto manifiesta que "una sismicidad más superficial y sentida por la población (hasta ahora superan los 15 kilómetros de profundidad y ningún seísmo ha sido sentido por los vecinos), cambios en determinados parámetros geoquímicos que reflejan una mayor fracción magmática en las emanaciones de gases volcánicos, desplazamientos verticales y horizontales significativos...". Es decir, un cambio sustancial en aquellas pautas que se están manejando.

Aclara también que los enjambres que se han vivido son, como no podía ser de otra manera, por los movimientos de magmas.

Por otro lado, el Involcan hace ahora hincapié en que su programa geoquímico para la monitorización de la actividad volcánica de Cumbre Vieja "detectó varias señales precursoras o premonitorias del reciente enjambre sísmico registrado en Cumbre Vieja desde el pasado 7 de octubre de 2017". Hay quien se pregunta las razones por las que esas "señales" no se dieron a conocer a la opinión pública. Quizás los científicos entendieran que no fuese necesario en ese momento alertar a la población.

Mientras tanto, Fátima Rodríguez, Cecilia Morales y Ernesto García, personal de este instituto, recorrieron el pasado domingo la ruta de los volcanes llevando a cabo medidas relacionadas con las emanaciones difusas de gases. Esta acción se enmarca en una campaña de análisis químico e isotópicos en unos 600 puntos de medida u observación distribuidos en todo el edificio de Cumbre Vieja, y que en principio tenía previsto finalizar ayer.