El conflicto que se prolonga en el tiempo entre la Policía Local de Breña Alta y el grupo de gobierno municipal, diferencias especialmente con el alcalde por su condición de jefe político del Cuerpo, ha llegado al extremo de que la atención en la comisaría haya sido desviada a un teléfono móvil o, en último caso, al 1-1-2 por falta de personal.

El inmueble de los agentes, ubicado en el casco urbano de San Pedro, tenía ayer por la mañana cerradas sus puertas con un cartel que de forma textual decía "en caso de que esta oficina esté cerrada contactar en el teléfono...". A la misma vez recordaba: "Emergencias, 1-1-2".

La plantilla está formada por ocho agentes, llegaron a ser once y en la actualidad hay cinco plazas sin cubrir, aunque la mayoría están de baja por diferentes razones. Tan solo trabaja un agente para los 7.000 vecinos del municipio, lo que sugiere que cuando debe trasladarse fuera de la comisaría, ya sea por razones profesionales o incluso para desayunar, no tiene otro remedio que informar a los vecinos sobre el número al que deben llamar para ser atendidos.

En el marco de este conflicto, fuentes policiales aseguran que el alcalde, el nacionalista Jonathan Felipe, ha asumido el compromiso de disponer de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) municipal, que reclaman los agentes incluso por la vía judicial, antes del próximo mes de mayo. Sin embargo, se mantiene abierto un expediente disciplinario a un delegado de personal que distancia aún más a ambas partes.