Aurora es una institución en la calle Real de Santa Cruz de La Palma. Su tienda es parte del día a día de la ciudad. Lleva 49 años y casi dos meses en un local propiedad de la parroquia matriz de El Salvador, en la puerta de entrada a la plaza de España en el corazón del casco histórico. Allí ha pasado gran parte de su vida, entre artilugios variados que distribuye entre el interior del comercio y el exterior, en la acera, apoyados a la pared, aprovechando cualquier hueco para mostrar sus productos a lugareños y visitantes.

La Iglesia le comunicó hace un tiempo que necesitaba el local para sus actividades. Que después de décadas, debía abandonarlo al cumplirse el contrato de arrendamiento. Ella no se muestra molesta o, al menos, prefiere asumir la situación con sosiego y mirando hacia delante. Reconoce que dispuso de un año más de prórroga y que incluso pudo finalizar la campaña de Navidad en su lugar de siempre. "Me hubiera gustado estar aquí tres o cuatro años más y luego retirarme, pero me han dicho que lo necesitan y que debo irme", asegura.

Pese a desprender la tranquilidad que quizás aporten los años, Aurora reconoce que inicia la mudanza "con mucho dolor". Allí tiene sus recuerdos; nació incluso en una vivienda ubicada junto al local. "Ha sido toda una vida. Todos los niños que han pasado por la plaza de España han jugado con las cosas de mi tienda en algún momento. Pasan y tocan la trompeta, cogen los lagartos, se vienen a esconder jugando a la pillada... la verdad es que los quiero a todos".

Aurora, una vendedora nata, no se rinde ni dejará su actividad. Al contrario, ya ha buscado una alternativa. Casa Aurora, que así se llama el bazar, se desplaza a la zona del Castillo de Santa Catalina, en concreto a la calle Méndez Cabezola. "Aún tengo ganas de trabajar", subraya.

Se aleja del centro, pero no cambia en absoluto de actitud: sigue siendo positiva: "Tengo una clientela de hace ya muchísimos años. Todos me dicen que irán al nuevo local. Además, la gente que va a la plaza de la Alameda baja por esa calle, también está cerca el Castillete al que van los turistas, también se encuentra el Barco de la Virgen, que es muy visitado, pasan muchas personas que van al centro de salud... No será igual, pero espero que siga teniendo clientela".

El traslado será paulatino. En la mañana de ayer, mientras realizada la mudanza, aún exponía sus productos en el exterior para no desaprovechar ninguna venta. La presencia de cruceros en el puerto de la capital multiplica los clientes y no es época de perder el tiempo. Así es Aurora.