El plátano sobrevive gracias a las subvenciones. El esfuerzo de los agricultores y la calidad del producto no son suficientes para su supervivencia. Su producción está sobredimensionada, con miles de kilogramos tirados cada año a los barrancos, mientras monopoliza las ayudas europeas a la agricultura en Canarias, de las que en La Palma viven de forma directa o indirecta miles de personas, convirtiéndose en una red económica con indiscutible poder.

¿Hay vida en el campo más allá del plátano? La Consejería Insular de Agricultura es consciente del peso específico de este cultivo y de las consecuencias que tienen las caídas de precios en el mercado, en una lucha desigual con la banana, por lo que durante el último año se han repetido cursos, jornadas y asesoramiento a cosecheros para explorar otras opciones, algunas tan curiosas como la tunera o la pitaya.

La principal alternativa que se plantea es el aguacate. Se trata de un producto que otorga beneficios importante. La Palma ya es la isla, por encima incluso de Tenerife, donde este cultivo más se ha extendido, hasta alcanzar las casi 600 hectáreas. "Es un producto que está cada vez más en auge en las Islas y que requiere una formación específica para su adecuado mantenimiento y manejo", advierte el consejero insular de Agricultura, Basilio Pérez, al destacar los cursos impartidos por la institución insular.

Lo peor para este subsector han sido los robos. Miles de kilos. La Guardia Civil llegó incluso a poner nombre a sus actuaciones contra estos hurtos: "Operación Guacamole". El resultado: dos detenidos tras vender a comercializadores 6.573 kilogramos de aguacates. Aún así, los productores se mantienen firmes y es una alternativa seria al monocultivo platanero.

¿Hay más alternativas?, de envergadura quizás no. La institución insular también cree que el tuno es una opción. En realidad parece más una apuesta por dar un enfoque agrícola a la tunera para evitar su desaparición que una oportunidad real para los cosecheros. "Sabemos que no hay cantidades para exportar, pero el tuno es un fruto que podría producirse fácilmente en agricultura ecológica por su gran adaptación al medio", explica Basilio Pérez.

Otro de los productos por los que apuesta el Cabildo es el de la pitaya, una fruta cactácea, es decir, que resiste a las sequías, proveniente de América. Tampoco reúne las condiciones para ser una explotación de gran calado. Agricultura se esfuerza por abrir el abanico de opciones. Su empeño es poco discutible.

Ha llegado incluso a dar a conocer un proyecto denominado "Revalorización del cultivo del café en La Palma", intentando que los agricultores apuesten por el cultivo de cafés exóticos y especiales de la Isla. Es complejo conocer la salida de este producto cultivado en La Palma en un mercado con marcas plenamente consolidadas.

También ha intentado impulsar la almendra. El mercado se ha ido incrementando, pero en la Isla las producciones locales y la superficie cultivada han ido disminuyendo desde hace décadas. "La almendra local es un producto altamente reconocido y apreciado por el consumidor", dice el consejero. La impresión, sin embargo, es que se trata de otro cultivo para completar renta. Poco más.

Sí, por ahora la respuesta es que la mejor solución es seguramente que el plátano sobreviva. Y por muchos años.