La Recova no está en su mejor momento. Al contrario, atraviesa una situación de "bajona". El mercado municipal de Santa Cruz de La Palma ha estado marcado a lo largo de más de un siglo de vida por la calidad en sus productos, una cualidad que la sigue manteniendo, y el bullicio de lugareños y foráneos, pero el cierre de puestos y de lonjas desvirtúa su imagen.

Al entrar por la puerta principal, de cara a la Avenida del Puente, y tomar el pasillo de la derecha, el visitante se encuentra con dos lonjas cerradas. Una de ellas "lleva prácticamente dos años sin estar abierta" y a la espera de que "el ayuntamiento la saque a subasta", mientras que la otra "está así desde hace un año, aunque es verdad que una persona la abrió durante un corto período de tiempo, pero no conocía cómo es este negocio hasta el punto de que se dedicó a vender quesos de La Gomera y, claro, la acabó cerrando", advierten trabajadores de esta instalación.

En el exterior de una de las lonjas había un bar que cerró "hace apenas diez días" y que tenía las sillas y mesas ubicadas en la plaza donde tradicionalmente se venden flores. "Era el bar de Pelé, ahora está cerrado pero parece que en breve lo abrirán otras personas", sentencian.

El redactor pregunta si los establecimientos están inoperativos porque en realidad ya no son atractivos para los emprendedores, al quedar desfasados con los nuevos tiempos, con la competencia de supermercados y mercadillos por doquier. La respuesta es clara: "Bien llevados, son totalmente rentables. Hemos vivido mejores épocas, también motivado por una mejor gestión desde el ayuntamiento, pero aquí sigue viniendo muchísima gente". Sorprende la afirmación cuando justo enfrente hay otros dos puestos cerrados, lo mismo que un tercero ubicado en las cercanías. Todos entrando a la instalación a mano derecha. "Bueno, ese (en referencia al tercero) está cerrado por otras razones....", indican.

El recorrido continúa y uno de los trabajadores del mercado se acerca para aclarar que "no son tres las lonjas cerradas. En verdad son cuatro las que no están abiertas porque una prácticamente la tienen de almacén, lo que no está permitido pero la dejan", denuncia en voz baja.

Sorprende que uno de los locales que está sin aprovechar, ubicado al fondo, sea la carnicería "de toda la vida".

Los vendedores son conscientes de que la falta de explotación del potencial del mercado está perjudicando a la totalidad de los puestos. Es evidente que las características singulares del propio inmueble invitan por sí solas a su visita: arquitectura neoclásica en la que destaca su doble fachada y su lucernario central, que aporta luz natural a todo el recinto. Es un edificio de referencia indudable para la capital, pero "si todos los puestos y lonjas estuvieran en funcionamiento, habría más movimiento y mayor negocio", apuntan. Creen que algunos de los locales "se podrán traspasar en breve y poner en marcha", pero saben que ahora mismo "la imagen a este lado del mercado es la que es y no podemos obviarla".

No quieren hablar de culpables, sino de soluciones. Eso sí, los consultados admiten abiertamente que los políticos responsables del mercado "no están haciendo" un buen trabajo "porque no saben de esto", pero ahora lo que les vale es "que todos los locales funcionen".

Uno de los vendedores apunta incluso que "el propietario de uno de los puestos presentó una propuesta para que el mercado se adaptara al horario de los funcionarios"; es decir, no tener que abrir tan temprano y alargar la apertura de la Recova "hasta las tres y media o las cuatro de la tarde", pero nada se ha hecho. Y es que a partir de esa hora "vemos cómo hay muchos clientes que van a los supermercados seguramente a comprar cosas que comprarían en el mercado si supieran que está abierto".