Han sido apenas tres temblores en tres días, pequeños miniterremotos que no han sido sentidos por la población y que están dentro de la normalidad en un territorio volcánico, pero que se producen después de que hayan transcurridos unos cinco meses sin prácticamente movimientos y con la peculiaridad de que han sido bastante "cerca" de la superficie.

En concreto, la red de vigilancia del Instituto Geográfico Nacional, que se ha visto reforzada desde el enjambre sísmico registrado en el mes de octubre del pasado año, detectó ayer lunes un movimiento en el municipio de Tazacorte, de una magnitud de tan solo 1,1 grados en la escala de Richter. Fue de madrugada, a las 4.30, a una profundidad de "apenas" tres kilómetros.

Durante el fin de semana se habían contabilizado otros dos pequeños terremotos. El primero, el sábado, fue en la zona de El Pueblo, en Mazo, de una magnitud de 1,3 y a una profundidad de 9 kilómetros, mientras que el domingo se registró otro en El Paso, de 1,7 y a 5 kilómetros de la superficie.

Los movimientos pasados se produjeron más allá de los 20 kilómetros de profundidad. Más potentes, en algún caso, pero alejados.