La Virgen del Pino regresó ayer a su ermita en el monte, refugiada en las faldas de Cumbre Nueva. Allí arriba tampoco está sola. Es su casa, tiene quien la cuide y, además, no son pocos los fieles que suben desde la ciudad para verla, a los que se suman los caminantes que inician junto a su casa el recorrido para llegar a la Cumbrecita o subir el reventón hasta la hilera. Sí, "vive" en compañía.

No es una cuestión de fe. Más allá de las creencias de cada individuo, respetables todas, la imagen de la Virgen del Pino tiene adeptos por encima de religiones. Ayer, más de 5.000 personas, según las cifras oficiales facilitadas por el ayuntamiento a través del Facebook de esta fiesta, la acompañaron desde el "corazón" de El Paso (la iglesia de Bonanza) hasta su pequeño templo, ascendiendo por el barrio de Tenerra, con la presencia de políticos de diferentes formaciones.

Son unos cinco kilómetros de recorrido, medido "a ojo", con calles engalanadas y con personas que se unieron a la procesión desde cualquier rincón. La "marcha" tiene tramos en pendiente y otros en los que es más sencillo tomar oxígeno. El ritmo es medio lento. Sin agobios. Se inició cuando aún no había salido el sol. Incluso antes, multitud de fieles tuvieron que madrugar para acudir a la santa misa. El templo estaba lleno, también en la Plaza Nueva esperaba una multitud.

La imagen de la Virgen bajó en romería el pasado 18 de agosto. Aquella vez estuvo acompañada por decenas de miles de personas. Es diferente. Durante estas dos semanas ha ido cuidando de cerca, desde más cerca, a su municipio y a toda su gente, que celebró su cercanía con un extenso programa de actos, que, de camino, ha marcado en gran medida el presupuesto municipal de 2018, no aprobado hasta el mes de agosto y reducido en inversiones. En realidad, no hay para todo y, con ello, tocaba elegir.

Arriba, en la cima, hubo recibimiento y no solo del personal de Medio Ambiente dispuesto a actuar en caso de cualquier mínimo conato. El riesgo de incendio aún es elevado. "Hoy caminamos todos juntos hacia ti, María", destacó el sacerdote que predicaba fuera de la ermita. Dentro de aquel pequeño templo, la gente se desborda en un día como ayer. Es imposible. Y no le faltaba razón al cura: a los que subían en procesión se unieron otros que esperaban por los alrededores de la casa de la Virgen para celebrar su llegada. No faltó la actuación del grupo folclórico Aduares, naturales de Breña Alta, con su baile y música popular.

La bajada es trienal. O, lo que es lo mismo, la Virgen estará en su ermita hasta dentro de tres años. Eso sí, comprobó que el amor de su ciudad es eterno.