La Isla está a las puertas de sufrir una huelga sin precedentes. Los operarios que se encargan de la recogida de la basura están dispuestos a parar el día 15 de diciembre, a las puertas de la Navidad, y sin fecha de retorno. Nunca antes el servicio ha estado en serio riesgo de dejar de cubrirse, con los efectos de imagen y salubridad que tal situación conllevaría.

Pero, ¿por qué el preaviso de huelga? ¿Qué hace a los trabajadores del Consorcio Insular de Servicio plantearse los paros? Para empezar: son mileuristas y pierden el 30% de su sueldo si faltan 3 días a trabajar, aunque sea por enfermedad o vacaciones. Las pagas extras son inferiores a las que en teoría les corresponden. No disponen de convenio colectivo sobre residuos sólidos urbanos ni suman a sus sueldos pluses habituales en su colectivo: toxicidad, penosidad o peligrosidad. A ello se une que carecen de días de asuntos propios o cuadrantes anuales de vacaciones.

Desde la patronal (Consorcio), al menos desde su Gerencia, se ha mantenido el alegato que los trabajadores están "cerrados" en su propósito de equipararse al convenio del personal laboral del Cabildo después de un informe técnico-jurídico favorable a sus intereses, emitido por el propio secretario de este órgano insular, y que si dejan desbordar contenedores, que la basura se apodere de espacios y rincones, será por su rigidez en las negociaciones.

La realidad no es exactamente esa. Se aleja bastante. El mensaje no coincide con el que emana de los operarios, que aunque están dispuestos a irse a la huelga, no parecen tener otra salida tras llegar a una situación de saturación, sí cederían ante un convenio colectivo propio con unas mejores condiciones. Quieren, a fin de cuentas, dejar de ser las "cenicientas" de los trabajadores de las instituciones palmeras.

Y, en medio del debate, una parte de los alcaldes ha pedido a la Presidencia del Cabildo que se abran unas negociaciones "de verdad", que no estén solo en manos del gerente, técnico que para los trabajadores ya es parte del problema.