La comisión técnica de Infraestructuras del Cabildo de La Palma ha ratificado la decisión de que el túnel viejo de la Cumbre, en la LP-3, tenga un solo carril para el tráfico rodado, lo que se hará efectivo próximamente con motivo de la finalización de los trabajos de impermeabilización y tras el repavimentado de la calzada en el interior de esta infraestructura, según ha informado el consejero del área, Jorge González.

Las valoraciones técnicas que atienden principalmente a la seguridad vial dentro del túnel han aconsejado esta solución definitiva, en consonancia con lo expresado también por la Guardia Civil de Tráfico. Debido a la estrechez de la calzada y ausencia de arcén, los adelantamientos se convierten en maniobras muy peligrosas, como demuestra el hecho de que solo el año pasado provocaron el vuelco de seis vehículos dentro del túnel.

"Tras la conclusión de las obras de impermeabilización y repavimentado, el túnel va a presentar unas condiciones óptimas en cuanto a comodidad para el tránsito de los vehículos. La estrechez que presentaba la calzada va a dejar de ser un problema de seguridad respecto a los adelantamientos, ya que al quedar un solo carril con sobreanchos, estos no estarán permitidos", sentenció el consejero.

La plataforma actual de la vía dentro del túnel es de 6,50 metros (dos carriles de 3,20 metros) y no dispone de arcenes. La actuación supondrá la habilitación de un único carril central de 3,50 metros con espacios a ambos lados de 1,50 metros que servirán como apartaderos en casos de emergencia. La velocidad máxima permitida dentro del túnel será de 80 kilómetros por hora.

González explica que la solución adoptada supondrá también que 300 metros antes de la entrada del túnel el tráfico que viene de dos carriles pase a reducirse a solo uno, mientras que a la salida el único carril se prolongará durante 700 metros hasta la Curva de Los Castañeros.

En esta curva, tal y como adelantó EL DÍA, está previsto un desdoblamiento de la vía en sentido descendente hasta el Centro de Visitantes de la Caldera de Taburiente a lo largo de un tramo de unos 3 kilómetros aproximadamente. El objetivo es facilitar los adelantamientos que impidan la nueva regulación de la calzada en los dos kilómetros anteriores.