El Ayuntamiento de Fuencaliente ha cumplido con las peores expectativas y en una situación insólita ha arrancado 2019 prorrogando el presupuesto de 2017, después de que el grupo de gobierno (UPF-PSOE), que gestiona el municipio en minoría, no fuera capaz de sacar adelante las cuentas del pasado ejercicio y ni tan siquiera tenga previsto cuándo podrá aprobar las del año en curso, lo que en principio le impide llevar a cabo nuevas inversiones.

La Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local establece en su artículo 112.5 que si el presupuesto no fuera aprobado antes del primer día del ejercicio económico correspondiente, quedará automáticamente prorrogada la vigencia del anterior. No hace mención a las cuentas de dos años antes, una posibilidad tan remota que seguramente los legisladores ni contemplaban. En Fuencaliente ocurre.

La prórroga tiene el límite global de sus créditos iniciales, como máximo. La Ley 7/1985 de 2 de abril deja claro que "no son en ningún caso prorrogables las modificaciones de crédito ni los créditos destinados a servicios o programas que deban concluir en el ejercicio anterior o estén financiados con crédito u otros ingresos específicos o afectados que, exclusivamente, fueran a percibirse en dicho ejercicio".

La cuestión más importante es saber de qué manera afecta este prórroga a la vida diaria de la corporación y, por ende, al desarrollo del municipio. En principio no todos los créditos de los capítulos del uno al cuatro son prorrogables, en 2018 Fuencaliente ya logró "salvar" las subvenciones, mientras que en los capítulos del 6 al 9 la situación es aún más compleja, ya que deben considerarse no prorrogables por sí mismos. Es decir, que la corporación sureña no podrá en principio llevar a cabo nuevas iniciativas que suponga inversiones hasta que sea capaz de aprobar las nuevas cuentas, lo que no se sabe cuándo ocurrirá.

UPF y PSOE llevaron a pleno el presupuesto de 2018 el pasado 31 de octubre, cuando apenas faltan dos meses para acabar el año, con un 90% del dinero ya invertido o comprometido, sin margen real para presentar enmiendas, por lo que la oposición (CC-SSP), que suma mayoría, decidió oponerse y "tumbar" las cuentas.

A cuatro meses para las elecciones, parece aún más complicado que haya acuerdo para la aprobación de los presupuestos, sobre todo en el caso de CC. El concejal de Sí Se Puede, Eduardo Pérez, sí se ha mostrado más dispuestos a dar el visto bueno a las cuentas, pero siempre que se contemplen unas políticas que esta formación entiende básicas para el desarrollo del municipio y, sobre todo, que se presenten con el tiempo suficiente para que el resto de grupos puedan enmendar el documento económico.