El Valle de Tahodio es uno de esos lugares paradisíacos que la naturaleza ha brindado al municipio de Santa Cruz en el Macizo de Anaga. Pero en esta zona del litoral, aunque llegue "desde la cumbre hasta el mar", de enorme belleza, también viven personas, unos vecinos que, a pesar de estar a sólo cinco minutos del centro de la capital tinerfeña, se sienten "abandonados y marginados" por las tres administraciones de las que dependen de forma directa: Parque Rural, Cabildo y ayuntamiento.

Los habitantes de Tahodio se organizan de manera colectiva en la asociación de vecinos Taluve, con cuyos dirigentes recorrió EL DÍA el barrio. Lo primero que se aprecia es el mal estado de senderos, pistas y caminos que si en algún momento llegan a poder llamarse carreteras ha sido gracias al esfuerzo de quienes allí viven y han adecentado con su esfuerzo las entradas a las viviendas.

Los vecinos se explayan: "Hay zonas que no transitan ni las cabras y carecemos de servicios básicos como contenedores de basura o ambulancias que se niegan a subir por el mal estado de la carretera. Por no tener, no tenemos ni la señal de la TDT. Pagamos impuestos como los demás ciudadanos y exigimos estos servicios. Sólo se ha hecho algún muro de contención y pequeños badenes en los puentes para que el agua pase por encima en caso de lluvia".

Estas personas recuerdan cómo "en 1984 ó 1985 visitaron el barrio Manuel Hermoso, alcalde, y el gobernador civil de entonces, Antonio Martinón. Hermoso nos prometió que para junio de ese año estaría terminado el proyecto de carretera hasta la presa, pero nunca más se supo. Hace tres años acometieron una obra desde Valle Luis hacia arriba, pero sólo estuvieron seis meses del año y medio previsto para culminar apenas 250 metros del kilómetro y medio programado. Se acabó el presupuesto, que pasó de 50 a 80 millones. Nos prometieron barandas hace años y estuvieron por aquí técnicos y políticos hace cuatro meses para repetir lo mismo, sólo promesas. Las únicas barandas las colocó hace muy poco en Valle Luis la oficina del distrito de Anaga, que está muy limitada en cuanto a competencias y presupuesto. Lo único que han hecho es recuperar el proyecto del colector, que estaba junto a los de Partecaminos y El Bufadero, pero todo el presupuesto se fue a este último. Ahora lo han metido en el Fondo Estatal y se va a hacer por fin porque ahí sí hay inversión, incluyendo unas mallas en los taludes que buena falta que hacen, igual que limpiar a fondo el barranco para que no se entulle".

En la parte alta del barrio viven ocho familias. Entre ellas la de Salvador, que a sus 83 años lleva 60 aquí. Está enfermo y su nieta pide por él: "Ha tenido crisis, la última a finales de abril, y debimos trasladarlo al hospital con nuestros medios porque las ambulancias no llegan. El camino se ha deteriorado con la lluvia del invierno, hay desprendimientos y tenemos miedo hasta de llevar a los niños al colegio. Vienen, hay buenas palabras, toman nota, marcan dónde irían unas barandas, prometen y se van. Estamos hartos de que sólo nos tengan en cuenta cuando hay elecciones para regalarnos un bolígrafo o una camiseta".

Una reflexión para terminar: "Taluve se fundó sobre el año 1983 ó 1984. Como balance diríamos que no se ha hecho nada. Aquí se vive muy tranquilo y en paz, pero con muchas carencias e incertidumbre. Quisiéramos tener la mitad que cualquier otro barrio de Anaga, aunque se quejen. Por ejemplo, en Tachero (Taganana) vive fija una persona y bajan con un quad a recoger la basura. Aquí hay que llevarla en el coche kilómetros para depositarla. Y el camino a la presa ni lo arreglan ni lo dejan arreglar porque han multado a quien vive cerca cuando ha intentado mover una piedra. Y es otro símbolo, ya que por allí bajaron las tropas desde La Laguna, a través de Jardina, durante el intento de invasión de Nelson el 25 de julio de 1797. Aquí vive gente y precisamos la atención de las administraciones más que sitios donde no hay nadie. ¿O es que quieren echarnos de Anaga por alguna razón oculta?".