Protagonizó la alocución más dura. Anonadado, renunció a lo que llevaba escrito para afrontar la intervención más difícil de su vida política, reconoció. Desmontó el consenso del que presumió Luz Reverón: Ni el PGO fue aprobado provisionalmente por unanimidad ni los vecinos de La Florita están satisfechos con las explicaciones de Urbanismo, ni la firma de 27 profesionales es un apoyo del Colegio de Arquitectos... Garantizó el apoyo a CC si el alcalde suspendía el pleno y, en un mes, lo retomaba tras una campaña de información y con catálogo de viviendas. "No somos los del no a todos; somos los del no a la ilegalidad". Lamentó que el PGO no hable del puerto de Santa Cruz. Pidió retrasarlo para evitar que en un mes intervengan los tribunales y nos quedemos sin planeamiento un año o dos, algo similar a "caso Emmasa". Pero Zerolo hizo oídos sordos. El alcalde le "regaló" un turno de dúplica a su consejero delegado de la Sociedad de Desarrollo, quien habló más del PGO que del asunto por el que Guigou pidió a Zerolo que lo dejara hablar: su rechazo a la continuidad de la Refinería en Santa Cruz.