Las tres B (Bueno, Bonito y Barato) abrió sus puertas en 1941 y hoy en día es uno de los pocos establecimientos añejos que continúan luchando contra la crisis y los cambios.
Una conversación con la dueña del negocio, Pilar Morales, o con sus tres empleadas es casi como una clase de historia de la zona, donde ellas cosen con palabras las diferentes etapas por las que pasó la ciudad.
Para quien no lo sepa, Las tres B está en la calle Santo Domingo esquina con Calzada de La Noria y en ella se venden principalmente ropa de trabajo y uniformes, aunque también ofertan trajes típicos, paños de cocina y mantelería y alguna tela de fantasía para Carnavales.
Pilar cuenta que en el local que hoy ocupa Las tres B antes había un restaurante y que su padre tomó el negocio textil de unos catalanes. "Las tres hermanas trabajamos aquí y la última fui yo, que me quedé", explica. Empezó a trabajar a los 18 años y cuando se casó y tuvo hijos interrumpió su trabajo hasta que regresó finalmente en 1979.
"Nosotras hacíamos los guardapolvos a los taxistas, los uniformes de los acomodadores del cine, las batas de las señoras de la limpieza, de los médicos...". Las tres B era un negocio floreciente donde se vendía un poco de todo, incluso trajes y ropa interior. "Luego la gente se refinó, se modernizó y yo preferí centrarme en la ropa para trabajar", detalla Pilar.
En esa época, la zona bullía de vida. "Esto era el centro", dice. Recuerdan que estaba el Mercado viejo donde ahora está el Centro de Arte La Recova, que tenían dos carnicerías muy cerca, que entonces estaba el bar La Alegría, el bar Cervantes, Calzados Cremades, la farmacia Acosta... Donde ahora está la Perfumería Madi estaba la pescadería El Frigo. "Venía muchísima gente y vendíamos de todo", resume Pilar.
Luego los mayoristas empezaron a poner comerciales en la calle y a vender directamente a empresas, restaurantes y demás, con lo que su volumen de venta bajó. "Nosotros nunca hemos dado comisiones por comprar", apunta Pilar, que añade que nunca se han publicitado. "Son los propios clientes quienes nos han hecho la propaganda".
Según fueron pasando los años, estas mujeres fueron adaptando su vida y su negocio. "Una empleada que estuvo aquí 30 años se empeñó en comenzar a hacer faldas de uniforme para colegio". Hoy día aún venden para algunos colegios de Santa Cruz de Tenerife.
En los 80 llegó el boom de las drogas. Ya no existía el mercado ni las carnicerías y los edificios empezaron a vaciarse de inquilinos. En unos solares que había frente a la tienda, desde Las tres B veían entrar a jóvenes para pincharse. "Incluso vimos cuando sacaron a uno muerto", cuenta Conchi San Andrés, empleada de la tienda y vecina del barrio.
Sólo quedaba el bar La Viña, "donde iba la gente pobre a beber" y también "acudían negros" procedentes de los barcos a comprar cebollas y diferentes productos.
De esas visitas marineras y de varias tiendas de hindúes que había en la calle, Las tres B también sacaron clientes. Rusos que compraban una tela determinada.
A pesar de ser sólo mujeres en la tienda, Pilar deja claro que nunca han sentido miedo. "Estábamos provistas de un palo y cuando oíamos algo sospechoso empezábamos a abrir y cerrar las tijeras". Ese sonido ahuyentaba a cualquiera que tuviera malas intenciones.
Concha recuerda la época dorada del teatro Guimerá. "Vinieron grandes estrellas como Alfredo Kraus, las Goyanes, Marisa Paredes..." Todos ellos comían en el bar Cervantes, que era una casa de comidas que tenía colgadas en las paredes fotos de su ilustre clientela.
"¿Qué habrá pasado con todo eso?", se pregunta Concha, que añade que "ahora los artistas vienen en un taxi y se los llevan en el mismo taxi".
Después empezaron a poner en marcha la zona de La Noria y a fabricar viviendas "y los comercios que había se acabaron". La puntilla y lo que terminó de perjudicarles fue el tranvía. "El tranvía nos dividió" entre la zona de la calle Castillo y la de Santo Domingo. Además, hicieron la vía peatonal y sin salida. "Gracias a un par de comercios chinos pasa gente por esta calle", resume Pilar.
"Hay mucha gente que piensa que estamos cerrados", comenta triste Pilar, que añade que no cierra el comercio porque le da mucha pena. "Pero hay días que te mueres de asco porque no entra ni un alma". Para Pilar la zona comercial se ha trasladado al entorno de Tres de Mayo y poco se puede hacer.
Para los que duden, Las Tres B abre de lunes a viernes de 9.30 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 y los sábados de 10.00 a 13.30. Continúa ofertando todo tipo de uniformes, delantales y también tiene ropa típica, así como algunas prendas de uniformes de colegio.
Los dedos de estas artistas de la Singer han sido artífices de distintos tipos de ropa. Como ejemplo de su peso en la historia de la capital mencionan unos disfraces de Snoopy que se llevaron el primer premio en el Casino.
"Las telas no veían moteadas y teníamos que pegar una a una las manchas cuando alguien quería un disfraz de dálmata", recuerda Concha. También confeccionaron los primeros uniformes del McDonald''s y las banderas de los Estados Unidos que lucieron en su apertura. "Pegamos una a una las 52 estrellas de los estados americanos por delante y por detrás", recuerdan entre risas.
"Hoy escapamos mal, pero escapamos", resume Pilar, centrada en su labor en la máquina de coser.