Los cerca de mil vecinos de los 13 bloques del barrio 174 Viviendas del Puente de Taco claman por unas condiciones de vida dignas, pues después de once años de su fundación solo describen una trayectoria jalonada por el abandono, los destrozos y la falta de implicación de sus habitantes.

A comienzos de este año se creó una nueva asociación de vecinos, una medida con la que sus impulsores pretenden contrarrestar la falta de compromiso del ayuntamiento y la paralización que protagoniza en todos los aspectos la presidencia actual de la comunidad de propietarios, de cuya gestión el colectivo vecinal plantea más dudas que acciones. En este sentido, el presidente de la asociación de vecinos 174 Viviendas Puente de Taco, Cristóbal Darias, y su secretario, Agustín Suárez, explican que los vecinos no tienen conocimiento "del destino de casi 20.000 euros de los 48.000 que se recibieron para reparar los daños del "Delta" o en qué condiciones de legalidad están las tres antenas de telefonía de la azotea", pues señalan que "desde que se instalaron no han repercutido en la comunidad, ya que es un dinero que se podría emplear en reponer los porteros, las puertas y ascensores dañados".

La asociación, que esta semana mantendrá un encuentro con la concejal de Viviendas y Participación Ciudadana, Ángela Mena, señala que le solicitarán la cesión de los dos locales de la comunidad de propietarios, que "llevan más de tres años sin ser utilizados", pues explican que esta directiva no ha celebrado reuniones en todo este tiempo, "mientras que nosotros tenemos que hacerlo en la calle".

Ambos responsables vecinales señalan que el entorno del barrio es un auténtico vertedero donde quedan patentes las huellas del vandalismo, que se traduce en pintadas en las paredes, puertas rotas, ascensores dañados o la falta de equipamientos, como el caso del parque infantil, que "aún nos preguntamos dónde está, ya que el presidente de la comunidad decidió su retirada después de esgrimir el argumento de que había pulgas y, a estas alturas, aún no se ha repuesto ni se le ha comunicado esta decisión al ayuntamiento".

Esta es una de las zonas más deprimidas de la capital, con multitud de personas en el paro, donde hay viviendas en las que conviven hasta tres familias, para las que reclaman como solución que se les ceda "alguno de los cinco pisos que aún siguen tapiados en el barrio".

Una cuestión que preocupa a los responsables de la asociación es la falta de implicación de los vecinos, aunque explican que "también les falta motivación, ya que se pagan 20 euros de comunidad, pero no ven resultados, ya que ni siquiera se limpian las zonas comunes", algo que repercute en un 30% de morosidad.

De todo lo que ocurre en el barrio también hace responsables a los políticos, quienes, señalan, "en los tres últimos años no se han pasado por aquí, pues en las 174 Viviendas, los políticos no vienen ni en campaña electoral".

No obstante, este colectivo está dispuesto a que "el barrio se afiance y que la gente sea consciente de que es necesario que tenga su propia personalidad e ilusión".