TODO en esta vida tiene un final, y a estas "Cosas de Santa Cruz" les ha llegado su hora. No ha sido en ningún momento mi intención presumir de memoria ni hacer alarde de elegante prosa que no poseo. Solo el buen deseo de rendir homenaje de gratitud a Santa Cruz de Tenerife, por haberme permitido ver la luz bajo su cobijo con la sombra de nuestro padre Teide, desafiante, arrogante y majestuoso entre brumas de la tarde y aire de folías. Mis lectores, si los ha habido, opinarán y darán su veredicto. Era tal mi deseo de volver a Santa Cruz después de 41 años de sufrir una especie de éxodo que el mismo día de mi jubilación obligatoria, el 10 de marzo de 1995, día en el que cumplía 65 años, llegó la hora de las despedidas y, a pesar de eso y de tener vivienda en la capital, mi deseo no ha sido cumplido. Obligaciones familiares ineludibles y otras me han frenado. ¿Volvería atrás si eso pudiese suceder? Sin duda ninguna, pero el fenómeno de la vida es un fenómeno irrepetible. Este pueblo de Arona, en general, y Los Cristianos, en particular, me dieron trabajo, creé una familia y gané un patrimonio discreto con mi esfuerzo, pero mi corazón no ha dejado de pensar en Santa Cruz ningún segundo de esta vida que se apaga sin remedio. Me decía mi amigo José Julio, brillante músico para el recuerdo, que Santa Cruz empieza en el puente de Galcerán y termina en la escollera del muelle, con el chocar de olas de este Atlántico que nos baña Santa Cruz es un sentimiento y se lleva prendido en los entresijos del alma.

Ya el siglo XX queda atrás, una centuria cargada de sucesos. Fue un siglo de signo bélico y cruento. En el período de 1914-1918 sucede la Primera Guerra Mundial. Una chispa encendió la mecha en Sarajevo y Europa se embarca en una guerra que dejó ingentes cantidades de muertos, sin contar los cincuenta millones de víctimas por la mal llamada gripe española. Las aguas vuelven a su cauce. Debió de ser por 1923 cuando tenemos la Guerra de Marruecos, de España y su Protectorado. Por ese tiempo, la Legión fue creada por el general Millán Astral. Generales, más adelante famosos por una u otra causa, alcanzaron méritos en este conflicto bélico: Sanjurjo, Goded, Franco y otros. El que destacó por sus aspiraciones políticas fue el general Miguel Primo de Rivera, el que después de la revolución en Cataluña, de la que era capitán general, creó lo que se dio en llamar Directorio, pero que era solo eso, una dictadura. Es decir, que dentro de una monarquía regida por Alfonso XIII había un mando militar. Esto agoniza. Muere don Miguel Primo de Rivera en París; las aguas discurren revueltas y el 14 de abril de 1931, España se acuesta monárquica y se despierta republicana, pero antes debo relatar algo importante. Cuando Alfonso XIII se apresta para huir de España, el general Franco, que se encontraba próximo al Palacio Real, se ofreció para sacar las tropas a la calle y acabar con todo esto. No se le concedió el permiso, y el Rey debió salir por 1a puerta trasera de Palacio y en un coche se marchó a Cartagena, donde subiría a un buque que le llevaría a su exilio de Roma. Y el 14 de abril de 1931 se proclama la república por segunda vez en la historia de este país, y empiezan el caos, los desordenes públicos, atracos y asesinatos. Ya dijo Baltasar Gracián en "El Criticón" que el hombre era la fiera peor de todo lo creado.

Yo nací en la casa de un republicano, mi abuelo paterno, y me contó muchas cosas que no han sido publicadas. Al llegar al pueblo de Arona, en 1954, indagué entre los mas viejos del lugar y me contaron que el 31 en las urnas habían votado gentes que hacía años habían marchado a Cuba y nunca se supo de ellos, y docenas de muertes que reposaban en el cementerio antiguo del pueblo, ya que el nuevo que yo conocí, el de Santa Salomé, fue inaugurado en 1939.

El 13 de marzo de 1936 llega a Tenerife el general de División Francisco Franco Bahamonde a tomar posesión de su cargo de comandante militar de Canarias. El 16 de julio es asesinado en Madrid don José Calvo Sotelo, diputado a Cortes, y el 18 el general Franco publica un bando de declaración del Estado de Guerra para Canarias y las posesiones de Marruecos. Había comenzado algo que viví como niño y que nunca debió suceder. O sea, más de veinticinco libros sobre el tema, y digo con dolor que es para sentir escalofríos en lo más hondo del alma. Decir como anecdótico que mientras redacto este artículo escucho con deleite un CD con la banda municipal de Música de Santa Cruz de Tenerife, genialmente dirigida por mi gran amigo y paisano José Julio Sánchez Fleitas. Sus mágicas notas me ayudan a completar el último capítulo de "Cosas de Santa Cruz". Durante el gobierno del Directorio, en 1927, se llevó a cabo la mayor felonía que un político pudo llevar a cabo: separar las Islas Canarias en dos provincias. En ese momento solo era Canarias y su primera capital, La Laguna, otra ciudad de ensueño.

El general Primo de Rivera, héroe en la campaña de África, se rebela en Cataluña. El Rey admite esta dictadura, que dura hasta el año 30, año de mi nacimiento. Las aguas se mueven turbias y el general se exilia a París, donde fallece. Mientras se fraguan los desórdenes públicos, robos, crímenes, etc., lo que desembocaría en la ansiada por el pueblo II República. Estos años los viví con mi abuelo paterno Antonio, del que ya dije que era de filiación republicana, con más sombras que luces. Volviendo atrás, la contienda que se avecinaba estaba a la vuelta de la esquina. El general Sanjurjo, que ya había sido golpista, es condenado a muerte , conmutada esta pena por cárcel. Consigue fugarse y se refugia en Portugal, pero sigue moviendo los hilos de la rebelión, siendo sus contactos los generales Mola y Queipo de Llano. Un año antes de encender mecha suceden a la guerra los hechos de Asturias. Corre el año de 1934 y los mineros se sublevan. Los generales López Ochoa y Yagüe fracasan en su intento y es el general Franco, por orden de la República, quien con la Legión y el Tabor de Regulares, sofoca la rebelión tras cruenta lucha. Yo visité Oviedo en 1984, en el 50º aniversario del conflicto armado. Por cierto, las calles de la ciudad estaban plagadas de pasquines a todo color, recordando los luctuosos hechos. Ya no hay marcha atrás posible. Ya el general Franco está en África a bordo del avión inglés "Dragón Rapide" (recordemos el film de este título que vi en Barcelona, con el actor Juan Diego, que hacía el papel del general). Comienza la refriega, que duraría casi tres largos, muy largos, años. El cuartel general estuvo primero en Salamanca, en el Palacio Episcopal, sitio que he visitado. Cuando aviones republicanos lanzaban su carga de bombas sobre el cielo azul de "mi" Salamanca, e1 Estado Mayor se refugiaba en los bajos de la catedral cercana. Más tarde, este se traslada a Burgos, ciudad en la que termina la contienda. Recordar el episodio del Alcázar de Toledo, que mandaba el coronel Moscardó y dejó asesinar a su hijo antes que rendir la plaza. Se repetía lo ocurrido en Tarifa con Guzmán el Bueno. Tanto él como Moscardó entregaron a sus hijos antes que rendirse. El general Franco, que ya se dirigía a tomar Madrid, se desvió en su ruta para salvar el alcázar. Liberado este, ya el grueso del Ejército, al mando de Franco, toma la ciudad de Madrid, que con la batalla del Ebro da por finalizada una contienda triste para el recuerdo.

Sin entrar en políticas de café, hay momentos en la vida en que, cuando esta peligra, hay que amputar primero y estudiar el caso después. Confiemos en que hechos como este no se vuelvan a producir en España. La eterna lucha del pasaje bíblico entre Caín y Abel. Y me vienen a la memoria unos versos del eximio poeta Antonio Machado, aquel que cruzó a pie los Pirineos para exiliarse en Francia. Y decía así: "Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios, que una de las dos Españas han de helarte el corazón".

Antes de proseguir este largo relato, debo recordar la Acción Ciudadana, cuerpo de paisano involuntarios que se creo a raíz de la Guerra Civil. Estaba situado en una caseta de madera en el muelle santacrucero. Yo estuve allí, pues mi tío Niabel pertenecía al grupo. Y, cómo no, recuerdo a un gran amigo de la familia, Antonio Corbella, empleado de la casa Olsen. En mis recuerdos poseo una foto en que el grupo, formado y delante de estos dos niños, la niña Teresita Corbella, hija de Antonio y de Obdulia, y yo, tenía unos fusiles que debían ser "tercerolas", ya que el mauser 7,92 mm fue el que yo usé en Madrid, en mi servicio militar y más tarde en Arona, como miembro del Cuerpo de Somatenes Armados de España. ¡Qué recuerdos!

Escribir de memoria también tiene sus dificultades, que, como el pensamiento humano, damos un paso adelante y volvemos atrás para retomar el hilo. Los descubrimientos e inventos del siglo XX también deberán tener cabida en estas memorias. Solo voy a destacar uno por su importancia vital: la penicilina, por el sabio británico sir Alexander Fleming. Millones de seres deben su vida a este investigador.

Y ahora vamos con un repaso sucinto por fechas de diversos hechos que marcaron el devenir del siglo XX. Y para ir terminando y a vuelapluma, según los hechos vuelvan a la memoria, y sin exigirme una cronología exacta, señalar aquellos que a mi juicio merecen ser reseñados. Por los años 60 aún había en las islas edificaciones de hormigón que llamaban "bunkers", casamatas o, simplemente, el vulgo las denominaba "nidos de ametralladoras". En Los Cristianos, cerca de la casa de mis suegros, cercana a la playa, se podían ver algunas "defensas". Esto ocurre porque en plena Segunda Guerra Mundial, al observar el Reino Unido el acercamiento del régimen político del general Franco con la Alemania hitleriana, el primer británico sir Winston Churchill, amenazó con atacar las Islas Canarias. Y como anécdota decir que por los 60 ya citados, conocí a un matrimonio alemán y su esposa fue paciente mía. Me dijo ser ingeniero y que estuvo en el frente de Rusia y, como tal, que estas "fortificaciones" con los cañones de la Royal Navy era como dar patadas a una montaña de gofio.

Volviendo atrás en el tiempo, recordemos un trágico día: el 20 de noviembre de 1936, en el que es fusilado en la prisión de Alicante el joven abogado y fundador de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, hijo del general don Miguel Primo de Rivera y Orbaneja, del que ya hemos hablado por su vinculación a sus diferentes etapas en la historia de España. Paradojas del destino, otro 20 de noviembre, el de 1975, fallece en Madrid el entonces jefe del Estado, don Francisco Franco Bahamonde. Días antes de este luctuoso suceso sucede la "Marcha Verde" en el entonces Sahara español. Se quieren tomar medidas, pero ya es demasiado tarde. El devenir del tiempo no ha conseguido la liberación e independencia del pueblo saharaui y recuerdo una visita del entonces Príncipe de España. En 1966 se realiza un referéndum nacional que le da la legalidad del momento histórico. Recuerdo que voté en la Escuela de Comercio como transeúnte. En una anterior visita, años antes, le saludé a él y a doña Sofía en la playa de El Médano. Las aguas siguen un tanto revueltas, hasta que en 1978, disueltas las Cortes franquistas, se aprueba por votación la nueva Constitución Española.

Recordar con nostalgia -yo nací en 1930-, la generación de 1927, a la que yo me hubiese unido, al menos en el deseo, si hubiese ya nacido y dedicado a lo que de verdad me gusta. Y como no podía faltar la huelga, el descontento propio del españolito, hasta tenemos un amago de golpe de Estado. La tarde del 23 de febrero de 1981 estaba yo en mi consulta de Los Cristianos, cuando apareció un vecino que me dijo con voz temblorosa: "Don José, don José, golpe de Estado en España". La verdad es que me sentí muy preocupado y no por mí, sino por mis hijos, ya que el mayor solo llevaba tres años en la reserva y el segundo estaba a punto de entrar en filas. Solo pude escuchar por una potente radio de doce bandas una emisora alemana hablando en castellano que decía: "Golpe de Estado en España. El general Armada, jefe del Estado español".

Si alguien quiere tomar el testigo del relevo en estas "Cosas de Santa Cruz", ahí tiene el envite. Yo solo he cumplido un deseo gracias a la benevolencia de EL DÍA y su editor-director.

Que quede claro que he puesto más corazón y amor, mi tierra, ya que técnica periodística no poseo.