Cueva Bermeja es un pueblo situado entre María Jiménez y la Dársena Pesquera que siempre ha destacado por ser uno de los enclaves chicharreros más desconocidos del municipio. El hecho de que no tenga un acceso directo y que en la entrada de este pueblo partido en dos por dos barrancos esté ubicada la famosa cementera hace pasar desapercibido un espacio con unos vecinos que como en todas partes tienen problemas de los más variopintos, siendo uno de los últimos las actividades que se desarrollan en el entorno de la iglesia Nuestra Señora de Loreto.

En este sentido, los vecinos de la trasera del inmueble demandan al ayuntamiento y al Obispado de Tenerife una solución para los problemas de ruidos que se generan de madrugada en los velatorios que se desarrollan en los locales traseros, que dicen son propiedad del ayuntamiento capitalino porque fue el que hizo las obras de ampliación de la iglesia.

Lo que reclaman es que "se ponga solución y se legalicen estos locales que no reúnen las condiciones adecuadas para velar a los fallecidos". Sobre ello, parte de los vecinos aseguraron que "esta denuncia no es contra las familias, que ya de por sí sufren lo que sufren por las circunstancias. Las cosas se complican cuando la gente de madrugada viene a dar sus respetos a los familiares y convierten las escaleras y las calles colindantes, desde arriba hasta abajo, en un espacio de risas, fiestas y basura", dijo un residente.

Por otra parte, otra de las afectadas se refirió "no ya sólo a que haya mucho ruido en el exterior de los locales, sino que los visitantes lo que luego hacen es dejar restos de comida y bebida por todas las escaleras. Incluso alguna que otra ventana de estas casas que son terreras se convierten en improvisadas barras de bar", dijo.

Los residentes están cansados de vivir esta situación cada vez que un vecino de la zona fallece, pero quieren dejar bastante claro que el problema no es con ellos ni con sus familias, sino con "las personas que vienen y que respetan al fallecido, pero no a los que estamos vivos, coño", dijo uno de los vecinos cuestionado muy malhumorado.

"Que descanse en paz, pero nosotros también porque al día siguiente tenemos que ir a trabajar. Entiéndalo, hay cuatro calles, esto es muy chiquitito y aquí se escucha absolutamente todo de noche. Imagínese una tertulia de madrugada en una de estas escaleras. Vivo en la calle Paraná y la escandalera a veces es importante y alguna vez he tenido que acercarme a llamar la atención con todos los inconvenientes que eso supone y las circunstancias en las que están los familiares afectados, pero algo tenemos que hacer", dijo.

Otra de las vecinas reiteró las quejas y destacó que "es habitual que por la mañana cada vez que hay un velatorio seamos nosotras los que limpiemos parte de la calle y las escaleras. Ya la gente no se limita a visitar y presentar sus respetos a los familiares, sino que encima trae condumio que se mandan aquí y dejan todo realmente sucio. Estamos cansados y si esos locales no reúnen las condiciones, que los cierren de una vez y hagan otros en el lateral izquierdo como continuación de la plaza, que hay terreno suficiente como para hacer lo que quieran".

Por último, aclararon que "habrá alguno que se enfade con esta cuestión, pero también nosotros queremos descansar porque la noche es para eso. A ver si de una vez por todas alguien soluciona este problema que tenemos aquí que afecta a varias viviendas sin comerlo ni beberlo", dijeron para concluir.