Que hay dos sensibilidades, como mínimo, en el PSOE capitalino (y en toda España) volvió a quedar de manifiesto ayer en la elección de los 20 delegados a la asamblea insular del próximo sábado, en la que se decidirán las 12 personas que representarán al PSC tinerfeño en el Congreso nacional que optará por Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón como secretario general. Por un estrecho margen, aunque con el mérito de no contar con la fuerza del aparato, tal y como le pasó a Josep Borrell en las primarias de 1997, el sector crítico ganó ayer por 11 votos, lo que sirvió también como enmienda casi a la totalidad respecto a lo ocurrido con las gestoras local e insular, así como al funcionamiento de las ejecutivas Federal y Regional.

De los 405 afiliados que estaban llamados a votar en el recinto ferial, solo lo hicieron 172, lo que es una cifra casi ridícula para un partido que aspira al poder en una ciudad de más de 220.000 habitantes. Y en esto radica también una de las claves del resultado, ya que, en diversas intervenciones de militantes muy críticos con lo ocurrido en los últimos años a escala nacional, pero también regional y municipal, se hizo especial hincapie en la expulsión o marcha de más de 350 integrantes de la formación por la creación de las gestoras en 2010 y el trato recibido por algunos, que se han sentido "repudiados" o "suspendidos" en una "clara purga política", según el sentir de uno de ellos.

Entre esos afiliados destacaron, entre otros, María Dolores Pelayo, que exigió unión "en un partido en el que no sobra nadie y en el que queremos sentirnos queridos y orgullosos de estar en él", y Pedro Anatael Meneses (Izquierda Socialista), quien, durante el debate sobre la gestión de la Federal, aseguró que el PSOE "nunca" había estado "peor" precisamente por cómo ha funcionado el partido. La votación de la gestión federal probó este malestar, al ser rechazada por 40 votos, por 15 a favor y una abstención.

Antes de dichas intervenciones, tomaron la palabra las dos planchas enfrentadas. Por la que apuesta por Chacón, habló la que encabeza la lista, Carmen Nieves Crespo. En un discurso pactado por los distintos grupos que auspiciaron esta candidatura, Crespo optó por la moderación, la integración y casi la ambivalencia (aunque estratégica y calculada), al decir en varias ocasiones que no estaba ni con Chacón ni con Rubalcaba, sino con el cambio y el reimpulso casi catártico que, a su juicio, necesita el partido.

Con una táctica completamente distinta, subió hasta los micrófonos Belarmina Martínez, lo que ya suscitó sorpresa y hasta polémica, al no hacerlo el que lideraba la plancha, Florentino Guzmán. Con mucha seguridad, orgullo y casi vehemencia, muy en línea con su trayectoria política, Martínez (número 3 en la lista) hizo una encendida defensa de los atributos de Rubalcaba, al que presentó como el mejor candidato para llevar el partido ahora, recalcando que no es solo el de una comunidad (en clara alusión a Cataluña), sino el de "todo el partido y todo el país". "España no está para otra cosa", advirtió, aparte de insistir en que han de hacer una oposición con altura de miras y visión de Estado, en contraste con la del PP.

"No somos ambiguos -remarcó-. Estamos con Rubalcaba". Además, y como hiciera luego para defender la gestión de Zapatero en la Federal, subrayó que la crisis económica trasciende mucho más allá del margen de maniobra que tuvo el Gobierno del PSOE, si bien admitió que, "quizás", no supieron prever la dimensión de lo que venía. No obstante, defendió con convicción los avances sociales y civiles de la primera legislatura.

Por lo que se palpó después, sobre todo en el recuento, su tono fue concebido por muchos afiliados dubitativos como demasiado duro y excluyente, lo que pudo declinar la balanza, dada la incertidumbre e igualdad a priori.

El resultado final fue de 84 votos a favor de Chacón (53,5%), 73 de Rubalcaba (47,5) y 15 en blanco, lo que se traduce en 11 delegados por 9 en la asamblea insular. Un triunfo estrecho, pero muy elocuente y simbólico, acogido con euforia por el sector crítico, si bien la plancha que apoya a la exministra cuenta con algunos de sus delegados, como Enrique Polo, que se han pronunciado a favor de la figura de Rubalcaba o, por lo menos, dudan. No obstante, el sábado respaldarán a Patricia Hernández y, con ello, a Chacón.