El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife inauguró ayer una planta de compostaje en el Vivero Municipal que vendrá a reciclar y convertir en abonos y fertilizantes los desechos de los parques de la ciudad.

Esta planta, que es la primera que una institución pública abre en Canarias, evitará el uso generalizado de plaguicidas químicos en los parques de la ciudad. "Donde se utiliza este compost no se puede utilizar el plaguicida", aclaró Dámaso Arteaga, concejal de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Santa Cruz.

El uso de determinados plaguicidas químicos prohibidos en otros países de la Unión Europea (UE) ha sido criticado por la Plataforma Pro Parques y Jardines de Tenerife, pero la presentación de esta planta es un avance en la utilización de los métodos agrobiológicos que demandan.

Esta planta de compostaje tiene capacidad para 1.100 metros cúbicos de residuos al año, de la que se obtendrían unos 770 metros cúbicos de compost terminado, según explicó el técnico de la empresa Soluciones Agrícolas Jonathan Cabrera.

Modificación del proyecto

La instalación, de 560 metros cuadrados, se realizó con dinero del Fondo Estatal de Inversiones de 2010, pero no se ha podido poner en marcha hasta ahora porque hubo que realizar un modificado a la obra. Arteaga explicó que en un principio habían pensado en instalar la planta en la ladera del barranco de Santos, pero que el Consejo Insular de Aguas les "obligó a modificar el proyecto".

El alcalde de la ciudad, José Manuel Bermúdez, destacó que la apertura de esta planta de compostaje es "una apuesta por la sostenibilidad". "Vamos a conseguir ahorrar en fertilizantes y plaguicidas", añadió, aunque aún no se ha realizado ningún cálculo sobre la cantidad monetaria que el consistorio evitará gastar.

Aunque Arteaga matizó que "económicamente no es tan relevante", pero que el producto que se obtiene de este proceso es "un compost de muchísima calidad".

A esta planta irán a parar los residuos de la poda provenientes de los parques y jardines de la ciudad y, tras un proceso que dura entre seis y ocho semanas, volverán a esos parques y jardines convertidos en fertilizantes.

Así, también el consistorio cumplirá la doble función de ahorrarse el importe que paga al PIRS por deshacerse de estos residuos y reutilizarlos de nuevo, una vez transformados en compost o fertilizante líquido.

La obra, ejecutada por la compañía OHL, tuvo un presupuesto de 800.000 euros. La instalación cuenta con un sistema de videovigilancia para reforzar la seguridad y un vallado perimetral, según indicó el ayuntamiento en una nota de prensa.

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